Tribuna Independiente con los Fiscales Generales del Estado Consuelo Madrigal y Eduardo Torres-Dulce
Tribuna Independiente: Justicia y Sociedad Civil
«Consuelo Madrigal afirmó que es necesaria una ciudadanía activa, participativa y en definitiva viva»
«Eduardo Torres-Dulce habló del respeto a la ley y a la democracia y de la independencia del poder judicial»
Madrid, 2 de octubre de 2019.- Eduardo Torres-Dulce -Fiscal General del Estado 2012-2014- y Consuelo Madrigal -Fiscal General del Estado 2015-2016-, fueron los invitados de la Fundación Independiente en la Tribuna celebrada el día 2 de octubre en el Club Financiero Génova. Fueron presentados por el presidente de la Fundación Independiente Aldo Olcese, quien les agradeció su presencia en la Tribuna para hablar sobre un tema que de gran interés para todos. “Los ciudadanos observan perplejos como los políticos tratan de pasar a la Fiscalía decisiones que corresponderían al ámbito de sus responsabilidades, además de tratar de utilizar los órganos jurisdiccionales como la Fiscalía en la confrontación partidista”. Con esta introducción Aldo Olcese aperturó el acto.
Inició el turno de intervenciones Consuelo Madrigal quien centró la primera parte de su reflexión en la sociedad civil. Para ella es necesaria una ciudadanía activa, participativa, en definitiva, viva. «Eso es sociedad civil», afirmó.
Bajo su punto de vista, lo que ha ocurrido siempre en nuestro país, no solo ahora, es que los ideales a los que aspirábamos a través de la democracia se han ido diluyendo en el tiempo, porque llegar a esos ideales es un camino largo.
Para Madrigal la relación entre los políticos y la ciudadanía ha sufrido mucho por la corrupción, la falta de transparencia y la mala relación entre los mismos políticos. «El malestar de la ciudadanía provoca que no sepamos quien gobierna nuestras vidas más allá de esos representantes públicos que estamos acostumbrados a ver, no vemos las grandes instituciones que hay detrás».
En este sentido, según Consuelo Madrigal, la politización de la vida pública es un rasgo y un valor de las sociedades abiertas, pero la excesiva politización mata la política. Los partidos han acaparado ámbitos de realidad más allá de su función representativa. Su desmesurada presencia en las instituciones, paralela a la pérdida de calidad de estas, ha difuminado las fronteras entre los poderes del Estado, quebranto el principio de su separación. Esto se compromete especialmente al poder judicial respecto del que las pretensiones de legitimidad democrática exigen conexión con las fuentes de la soberanía popular. Para Madrigal «no es de extrañar que los ensayos normativos para garantizar la independencia del GGPJ y el TC no hayan dado resultados satisfactorios. Ningún intento normativo será suficiente sin un acuerdo de la política y el poder judicial, en realidad, de toda la ciudadanía sobre el valor subyacente de la independencia. No basta dictar normas sobre independencia si la sociedad, los medios de comunicación y cada ciudadano no cultivan y practican los hábitos mentales de la honestidad intelectual y moral que rompen el círculo vicioso del interés personal y la influencia partidista».
Para la ex Fiscal General del Estado es posible que no interese el mejor funcionamiento de la justicia, aunque sería algo «suicida», pero insistió en que si no se hace «será no solo un entorpecimiento para los ciudadanos, si no a la larga para las instituciones. Y en esto han de implicarse nuestros políticos». Afirmó que es necesario un sistema de justicia independiente y que sea de plena confianza para los ciudadanos, con unas leyes de calidad, muchas de ellas con necesidad de arreglar, algunas incluso desde el aspecto lingüístico, ya que a veces ese lenguaje no trasmite lo que desearíamos. «Necesitamos fortalecer las instituciones, que están muy débiles, también culpa de esa politización de las mismas, donde se pierde la confianza que los ciudadanos han depositado en las mismas».
Reiteró que «en tiempos de incertidumbre política, el normal y correcto funcionamiento de las instituciones, sostiene el funcionamiento del Estado y de la democracia misma. Fortalecer democráticamente las instituciones no es imponer en su interior el criterio de la mayoría, sino centrarse en sus fines y objetivos y en los procedimientos precisos para lograrlos con eficacia. Queda pendiente una reforma de las instituciones “por dentro” y ha de hacerse escuchando a todos, a la sociedad civil y a los ciudadanos más débiles».
Finalizó su intervención manifestando que hay que elevar el tono de nuestra cultura pública: «hay una reticencia desde la sociedad a cultivar los valores morales y las emociones públicas, hay que defender todos esos valores, porque si no se hace así habrá otras personas que con intenciones menos amables y benévolas ocuparán ese espacio».
A continuación, intervino Eduardo Torres-Dulce ampliando el desarrollo del tema de la Tribuna, justicia y sociedad, a la aplicación y al respeto a la ley.
«Estamos hoy aquí, en este almuerzo, porque entre todos nosotros hemos llegado a un pacto social, gracias a los consensos en un momento histórico, pudiendo expresar libremente nuestras ideas, con sus diferentes opiniones».
Para Torres-Dulce el no respeto a las leyes y a la democracia como está ocurriendo actualmente, no solo en cierta parte del país, aboca al fracaso. Es por ello que las leyes hay que aplicarlas en su justa medida a cada caso, hay que mantener un equilibrio desde una ley que nos represente a todos, a las mayorías y a las minorías.
Según el ex Fiscal General del Estado en España ha desaparecido la presunción de inocencia y hay una ausencia de cultura pública que hace que sancionemos una conducta como delictiva desde la ciudadanía. «Cuando en alguna parte del territorio español no se respeta la ley, y los medios de comunicación no respetan esa presunción de inocencia, estamos padeciendo un suicidio colectivo».
Las normas nos hacen ser más libres e iguales y es el desafío que tienen nuestros tribunales hoy en día, dictar sentencia desde esa perspectiva. El otro reto de los tribunales es ser independientes día a día, pueden y deben ser exigidos como independientes. Cuanta más autonomía tenga el poder judicial más representará a la ciudadanía, y eso significa, para empezar, «presupuestos propios».
Por todo esto, finalizó Torres-Dulce «no somos nada sin la ley y los tribunales están para hacernos justicia a todos, de manera igual para todos».
A continuación, tuvo lugar un coloquio con intervenciones, preguntas y planteamientos que fueron respondidos por los invitados con claridad en un tema de tanta actualidad.
SEMBLANZA DÑA. CONSUELO MADRIGAL
SEMBLANZA D. EDUARDO TORRES-DULCE