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JORNADA NACIONAL SOBRE LA SOCIEDAD CIVIL
Propuesta desde la Sociedad Civil para una España mejor
23 de junio • UIMP • Santander 2017
Índice
5 Ideario de la Fundación Independiente
14 Patronato de la Fundación Independiente
21 Introducción
PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN INDEPENDIENTE
Aldo Olcese Santonja
23 Acto de inauguración de la Jornada Nacional sobre la Sociedad Civil.
Propuestas desde la Sociedad Civil para una España mejor
DIRECTOR DE LA JORNADA
Ignacio Buqueras y Bach
ALCALDESA DEL AYUNTAMIENTO DE SANTANDER
Gema Igual Ortiz
RECTOR DE LA UIMP
César Nombela Cano
Mesas Redondas
33 Diagnóstico sobre el momento actual de España: Tener claro qué nos pasa y porqué
MODERADOR
Alfredo Dagnino Guerra, Letrado del Consejo de Estado. Secretario General de la F. Independiente
PONENTES
Dña. Cayetana Álvarez de Toledo, Historiadora y periodista
Joaquín Leguina Herrán, Demógrafo
Julio Iglesias de Ussel, Catedrático de Sociología de la UCM
57 El protagonismo de la sociedad civil. Una oportunidad histórica
MODERADOR
Aldo Olcese Santonja, Presidente de la Fundación Independiente
PONENTES
Dña. Elsa González Díaz, Presidenta de la FAPE-Federación de Asociaciones de la Prensa de España
Miguel Martínez Cuadrado, Catedrático de Derecho Constitucional UCM
Javier Nadal Ariño, Presidente de la Asociación Española de Fundaciones-AEF
73 Los ejes esenciales de un proyecto para España
MODERADOR
Pedro Núñez Morgades, Patrono de UNICEF. Defensor del Menor Comunidad de Madrid (2001-2006)
PONENTES
Dña. Isabel Benjumea Benjumea, Directora Red Floridablanca
Alberto Cabello Massegosa, Presidente de la Agrupación de Jóvenes Abogados
Francisco Mesonero Fernández de Córdoba, Director General Fundación ADECCO
89 Clausura de la Jornada Nacional sobre la Sociedad Civil. Propuestas desde la Sociedad Civil para una España mejor
VICERRECTOR DE INNOVACIÓN Y DESARROLLO DE PROYECTOS DE LA UIMP
D. Rodrigo Martínez-Val
PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN INDEPENDIENTE
Aldo Olcese Santonja
PRESIDENTE DE LA PLATAFORMA G2020
Salvador Sánchez-Terán Hernández
IDEARIO
Ideario de la Fundación Independiente
PRESENTACIÓN
¿Qué es la Fundación Independiente?
La Fundación Independiente es una institución sin ánimo de lucro constituida en el año 1987 al amparo de la Ley General de Educación de 4 de agosto de 1970 y el Reglamento de las Fundaciones Culturales Privadas y Entidades análogas, aprobado por Decreto 2930/1972, de 21 de julio, reconocida legalmente como Fundación Cultural Privada con el carácter de benéfica por Orden del Ministerio de Cultura de 18 de marzo de 1987 (publicada en el Boletín Oficial del Estado número 178 del día 27 de julio de 1987) e inscrita en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Educación y Cultura con el número 100.
Tiene personalidad jurídica propia y plena capacidad jurídica y de obrar para el cumplimiento de sus fines, sin otras limitaciones que las establecidas por las leyes y por sus Estatutos.
La sede de la Fundación está situada en Madrid, pero el ejercicio de sus actividades se extiende al conjunto del territorio nacional, con una clara vocación europea e internacional, prestando especial atención a la América hispana.
¿Por qué nace?
La Fundación Independiente nació bajo la inspiración fundacional de reivindicar el importante papel de la sociedad civil en una democracia vertebrada, así como para integrar las voluntades y aspiraciones de quienes, respetuosos con el poder constituido y sin menoscabo del papel insustituible de los partidos políticos en una democracia representativa, reivindican sin embargo un espacio civil en el que, con criterios propios, sea posible el planteamiento y la solución de los retos y desafíos que depara el presente y del futuro a la sociedad española.
Su historia y su modelo institucional, desvinculado de cualquier orientación ideológica y partidista, ha contribuido -y sigue contribuyendo- a sensibilizar a los cuerpos sociales intermedios y a la ciudadanía sobre la necesidad de su compromiso y participación en los asuntos públicos que conciernen al bien común de los españoles y afectan al interés general de España como Nación, mediante un plan de actividades, que persigue atender a las necesidades sociales de cada momento.
¿Cuál es su propósito?
La Fundación Independiente tiene como principal propósito ser un centro de referencia de la sociedad civil, dedicado, por una parte, al estudio, análisis, investigación y divulgación sobre el estado de nuestra sociedad, pero, al propio tiempo, orientado a la acción en la vida pública, mediante:
A tal fin, la Fundación desarrolla prioritariamente su actividad en tres ámbitos:
¿Cuál ha sido su aportación?
A lo largo de sus tres décadas de vida, la Fundación Independiente se ha convertido en un centro de referencia de la sociedad civil que aglutina en torno a sí a una nutrida representación de personalidades de la vida pública y social de España en sus diferentes órdenes, unos como miembros de su Patronato, otros como parte integrante de su Consejo Asesor y otros como amigos distinguidos de la Fundación que desean colaborar y servir a los fines beneméritos que inspiran la existencia y actuar de la institución.
Además, no cabe desconocer las diversas iniciativas públicas y sociales, decantadas a lo largo de los años y que han alcanzado un indudable grado de consolidación y reconocimiento social hasta el punto de haberse convertido muchas de ellas en una referencia, como es el caso de los Encuentros Nacionales de la Sociedad Civil, las Tribunas Independientes, los Homenajes a los Españoles Universales y los Premios Camilo José Cela de Periodismo, entre otras iniciativas.
Por lo demás, y fruto igualmente de su inspiración fundacional, la Fundación Independiente ha impulsado y promovido la creación de importantes organizaciones e instituciones sectoriales destinadas a satisfacer determinadas necesidades sociales del momento. Este es el caso, por ejemplo, de la Confederación Española de Organización de Mayores (CEOMA), en 2001; el Consejo de Personas Mayores, en 2002; la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, en 2003; entre otras.
MISIÓN
¿Qué hacemos?
La Fundacion Independiente contribuye a la promoción, fortalecimiento y desarrollo de la sociedad civil, el perfeccionamiento de las instituciones que la integran y el desarrollo ético, cultural y el bienestar de las personas que la integran.
En cumplimiento de su misión, la Fundación Independiente ejerce las siguientes actividades:
¿Cuáles son nuestros valores?
La Fundación Independiente, fiel a su inspiración fundacional, asume un compromiso decidido de servicio a la comunidad en la que nos encontramos inmersos con el espíritu de contribuir a la realización del bien común en nuestra sociedad, a cuyo efecto proclama como propios los siguientes valores inspiradores:
La Fundación es independiente de todo partido político, ideología y confesión religiosa, así como de cualquier organización de poder ideológico, económico o social.
El sentido de esta independencia es el servicio a la sociedad por encima de cualquier servidumbre o condicionamiento.
Forma parte del carácter propio de la Fundación Independiente la idea de que la persona es el centro de la vida en sociedad, y no el Estado, y que cada persona ha de asumir la responsabilidad por sus propios actos, tanto en lo bueno como en lo malo.
A su vez, la Fundación asume un compromiso con la dignidad innata e inviolable de cada persona humana y el respeto efectivo a sus derechos y libertades fundamentales en el marco de una sociedad libre, justa, solidaria y democrática.
Todo ello, desde el reconocimiento de las raíces antropológicas y culturales de la libertad y el humanismo, que inspiran la civilización occidental.
La Fundación Independiente, por su compromiso con la libertad de las personas y de la sociedad civil, manifiesta su apoyo a la libre iniciativa privada y al modelo social y económico que, puesto al servicio de las personas, de la justicia, de la solidaridad y del bien común, configura el Estado social y democrático de Derecho.
La Fundación Independiente, por su compromiso con la libre iniciativa social y económica, asume y proclama el principio de subsidiariedad como principio rector de las relaciones entre la sociedad civil y el Estado en cuya virtud las personas y los cuerpos sociales intermedios deben estar en disposición de asumir la iniciativa en orden a la satisfacción de necesidades de interés general.
La Fundación Independiente entiende que la identidad y la unidad de España constituyen una realidad histórica, un bien común y un patrimonio vivo, transmitido entre generaciones, cuyas formas de configuración pertenecen en exclusiva a todos los españoles en su calidad de titulares de la soberanía nacional.
La Fundación Independiente, por su convicción democrática, se pronuncia en defensa del respeto al pluralismo social y político, el imperio de la ley, la independencia del Poder Judicial y la existencia de medios de comunicación libres, sin todo lo cual la arbitrariedad y el abuso de poder pueden desnaturalizar las instituciones y menoscabar aquella libertad, confianza cívica, igualdad y garantía de los ciudadanos ante la ley, que son imprescindibles para que la democracia y el Estado de Derecho sean dignos de tal condición.
La familia es considerada por la Fundación Independiente un bien común de la sociedad entera por ser la comunidad natural, más originaria e íntima, y una institución que precede al Estado, en la que se asegura la crianza y educación de los hijos, la maduración de la personalidad y la integración de la juventud en la sociedad, además de ser un ámbito privilegiado para la transmisión de los valores humanos básicos y la educación en virtudes.
La Fundación Independiente proclama la importancia de la educación en nuestra sociedad; una educación caracterizada por el rigor, la exigencia y la calidad; que recupere los saberes humanísticos como parte consustancial de la educación de la persona y, en definitiva, que recupere el verdadero sentido de la misión de educar de la escuela y de la universidad.
Al propio tiempo, la Fundacion proclama la libertad de enseñanza y demás libertades educativas como parte esencial de la educación en una sociedad libre, justa y democrática; y reconoce a los padres y las familias el derecho innato e inalienable a la educación de sus hijos y la titularidad primera en el proceso de su ejercicio efectivo en el sistema educativo, así como el derecho que les asiste a elegir el tipo de educación que desean para sus hijos.
La Fundación Independiente desea infundir un profundo sentido de responsabilidad social a su misión, asumiendo por consecuencia un compromiso preferente hacia los mayores, los enfermos, los discapacitados y cuantos, por circunstancias desfavorables, merezcan amparo y solidaridad, con mención especial a las víctimas del terrorismo y quienes, en cumplimiento de sus deberes, murieron por España.
La Fundación Independiente desea promover lugares de encuentro en nuestra sociedad sobre valores comunes, inscritos en la común naturaleza humana que todos compartimos por igual, como son la vida, la libertad, la justicia, la paz y todos los derechos humanos innatos, capaces de garantizar una convivencia civil en paz, justicia y libertad, comprometiéndose en la lucha contra la pobreza, la enfermedad, la explotación de los débiles y cualesquiera formas de violencia, injusticia, corrupción y discriminación.
Para estos propósitos enunciados y para cuantos puedan ser conformes a los fines que le son propios, la Fundación Independiente manifiesta su espíritu de apertura y su disposición a colaborar con las organizaciones e instituciones sociales con fines semejantes para promover iniciativas conjuntas más eficaces al servicio de la sociedad.
Madrid, noviembre 2017
XXX Aniversario de la Fundación Independiente -1987-
Patronato de la Fundación Independiente
Presidente
Aldo Olcese Santonja. Doctor en Economía. Académico numerario de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras
Vicepresidentes
Baldomero Falcones Jaquotot.Empresario. Presidente de la Fundación Plan España. Presidente de Fomento y Expansión Empresarial
Lourdes Centeno Huerta. Socia Directora del Área de Gobierno Corporativo y Derecho Societario de EY (Ernst & Young)
Juan Gonzalo Ospina Serrano. Abogado. Diputado 5º del Colegio Oficial de Abogados de Madrid
Secretario General
Alfredo Dagnino Guerra. Letrado del Consejo de Estado. Socio de Spyn Advisors
Vicesecretario General
Santiago Thomás de Carranza y Méndez de Vigo. Abogado. Socio Co-Fudador del Despacho Thomás de Carranza Abogados
Tesorero
Francisco Cal Pardo. Ingeniero Industrial. Presidente de Leadair. Director General de AENA (1998-2000)
Vocales
Ignacio Buqueras y Bach.Empresario y Académico. Presidente de Honor de la Fundación Independiente
Isabel Benjumea Benjumea. Economista. Directora de la Red Floridablanca de jóvenes liberal-conservadores
Ana Bujaldón Solana. Presidenta de FEDEPE -Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias-
Alfonso Coronel de Palma de la Mata. Abogado del Bufete Cuatrecasas
Isabel Estapé Tous. Notaria. Vicepresidenta del Panel Cívico
José Luis Fernández Santillana.Director del Gabinete de Estudios de Unión Sindical Obrera
Carlos García-Mauriño.Presidente de ASEFARMA
Tomás González Cueto. Abogado del Estado. Presidente del bufete GC Legal Abogados
Miguel de Haro Serrano. Doctor en Ciencias Sociales. Presidente de Ediciones y Estudios SL.
Ángel Lafuente Zorrilla. Presidente del Instituto de Técnicas Verbales
Álvaro Marañón y Bertrán de Lis. Empresario. Asesor Financiero Independiente
José Masip Marzá. Abogado. Patrono de la Fundación Universitaria San Pablo CEU
Antonio Miranda Miret. Empresario
Patronos
Aurelio Alonso-Cortes Concejo. Presidente del Foro de Madrid III Milenio (2012-2013)
Fernando Álvarez Balbuena. Escritor, Politólogo, Investigador, Empresario
Cayetana Álvarez de Toledo. Escritora y Periodista
Dña. Isabel de Andres Bravo. Presidenta de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez
Rafael Ansón Perioncely. Abogado Mas Calvet
Gaspar Ariño. Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid
Pilar de Aristegui. Pintora y Escritora
Begoña Ayála. Psicologa
José Vicente Cebrian Echarri. Ex Director general INSA (Ingeniería y Servicios Aeroespaciales S.A.)
Juan Carlos Corvera Cordoba. Presidente de Educatio Servanda
Javier Cremades Sánchez. Presidente y Fundador de Cremades&Calvo-Sotelo
Juan Díaz Cano. Presidente de la Real Liga Naval Española
Ramón de Miguel y Egea. Embajador de España en Francia. Diplomático. Ex Secretario de Asuntos Europeos.
Juan Bautista Díaz González. Empresario. Secretario de OCU Ediciones SL.
Ricardo Díez Hochleitner. Presidente de honor del Club de Roma. Español Universal 2008
Ángel Durández Adeva. Economista. Consejero de REPSOL
Dña. Nuria Espert. Actriz. Directora teatral
Carmen de Fernández-Segade de Alvear. Ex-Presidenta de la Confederación Católica de Padres de de España, Europa e Iberoamérica –CONCAPA-
Enrique Ferrer Poggio.Abogado. Asociado de Garrigues
Benita Ferrero-Waldner. Presidenta del Senado de la Economía Europea. Comisaria Europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad y de Comercio
José Juan Franch Meneu. Profesor de Economía Aplicada en la Universidad Autónoma de Madrid
Rafael de Fuentes Córtes. Doctor Ingeniero Agrónomo
Valentín Fuster Carulla. Presidente de la Asociación Mundial de Cardiología. Director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III
Carmen Gallardo Pino. Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos
Elena García Botín. Empresaria
Padre Angel García Rodríguez. Presidente-fundador de Mensajeros de la Paz. Español Universal 2005
Javier Godó Muntañola. Presidente del Grupo Godó
Jesús González Pérez. Abogado. Miembro de la Real Académia de Jurisprudencia y Legislación
Marceliano Gutierrez. Comisario principal de la Policía en la reserva. Ex Director de la Escuela de la Policía y Ex Comisario General de la Policía Judicial
Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Abogado. Miembro Permanente del Consejo de Estado
Eva Holgado Pascual. Presidenta de la Federación Española de Familias Numerosas
Julio Iglesias de Ussel. Catedrático de Sociología
Luis Miguel Jiménez Benito. Pedagogo. Empresario
Trinidad Jiménez García-Herrera. Directora de Estrategia Global de Asuntos Públicos de Telefónica
Pilar Laguna Sánchez. Directora del Observatorio de la Educación de la Universidad Rey Juan Carlos
María Lladró Castelló. Empresaria
José Lladró Dolz. Empresario. Español Universal 2003
Carmen López Olmedo. Miembro del Capítulo Español del Club de Roma
Catherine Jacqueline Marlier Robaut. Presidenta de Marlier-Houses & Buildings
Luis Martí Mingarro.Presidente de la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados. Decano del Colegio de Abogados de Madrid (1992-2007)
Pedro César Martínez Morán.Conferenciante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, ICADE Business School. Socio-Director de la División de Consultoría y Formación PSICOTEC (1991 – 2014)
José Mª Martínez-Val Peñalosa.Doctor Ingeniero industrial. Director de la Fundación para el Fomento de la Innovación Industrial
Pablo Mayor Menéndez. Abogado del Estado. Socio de Allen&Overy
Federico Mayor Zaragoza. Presidente de la Fundación Cultura de Paz. Director General de la UNESCO (1987-1999). Español Universal 1999
Antonio Mochón Ronda. Socio de BIM Consulting
Fructuoso Moreno Escobar.Presidente de TBWA
María Moreno Sorrosal. Presidenta de la Fundación Ciudad de la Esperanza y la Alegria
Pedro Navarro Martínez. Vicepresidente de la Fundación ESADE. Presidente de Accenture (1990-2000)
Ignacio Núñez Luque. Socio Director de Spyn Advisors Abogados
Manuel Ocaña Losa. Doctor Ingeniero Aeronáutico. Secretario General de la Fundación Independiente (1995-2006)
Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona. Defensor del Cliente de BBVA. Ministro de Educación -1980/2006-
Mª Ángeles Osorio Iturmendi. Directora Ejecutiva de la Fundación Chile-España
José Manuel Otero Novas. Abogado del Estado. Ex Ministro de la Presidencia y Educación
Miguel Alejandro Pérez-Frayle.Secretario General de Ancopel
José Antonio Pérez-Nievas Heredero. Presidente de Iberfomento
Manuel Pimentel Siles. Presidente de la Editorial Almuzara. Ministro de Trabajo (1999-2000)
Josep Piqué. Ex Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación
Victoria Prego. Periodista
Mª Jesús Prieto Laffargue. Ingeniero de Telecomunicaciones. Past President de la Federación Mundial de Organizaciones de Ingenieros (WFEO)
Pedro Rivero. Presidente de Liberbank. Presidente de UNESA (2006-2010)
Eduardo Rodríguez Rovira. Presidente de Edad&Vida.
Juan Rosell. Presidente de CEOE. Presidente de Fomento del Trabajo Nacional (1995-2011)
Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Mª Rouco Varela. Cardenal-Arzobispo Emérito de Madrid
Mª José Rubio Aragonés. Historiadora y escritora. Secretaria General de la Sociedad Bicentenario del General PrimRafael Saiz Gamarra. CEO director Muy Alto Rendimiento.
Margarita Salas. Académica. Investigadora. Miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de Ciencias. Española Universal 2000
María San Gil Noain. Patrono de la Fundación Valores y Sociedad. Presidenta del Partido Popular en el País Vasco (2004/2008)
Elena Sánchez. Álvarez. Presidenta de Sigma Dos Encuestas Políticas y Sociales
Eduardo Sánchez Morrondo. Presidente de Bonheur Asesores.
Salvador Sánchez-Terán Hernández. Presidente de la Plataforma G2020. Ex Ministro de Transportes y Comunicaciones (1978-1980)
Nieves Segovia Bonet. Presidenta de la Institución Educativa SEK
Eduardo Serra Rexach. Presidente de la Fundación Transforma España. Ministro de Defensa (1996-2001)
Javier Sota Ramos. Coordinador del Programa de Seguimiento y Evaluación de la Cooperación Española de la Fundación FIIAPP
Jesús Trillo Figueróa. Abogado del Estado
Gaspar de Vicente.Tesorero del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid
Juan-Miguel Villar Mir. Presidente del Grupo Villar Mir
Enrique de Ybarra e Ybarra. Presidente de la Fundación Vocento
Emilio Zurutuza. Presidente de Honor de la Fundación ADECCO
INTRODUCCIÓN
Aldo Olcese Santonja
PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN INDEPENDIENTE
La Fundación Independiente es la institución más veterana dedicada al pensamiento y a la reivindicación de la sociedad civil española.
Ha dedicado sus 30 años de vida al análisis, debate y propuesta de soluciones sobre las grandes cuestiones de interés general de cada momento: la familia; la educación; la vertebración de la sociedad civil; los mayores y su problemática en una sociedad cada vez más envejecida; la conciliación de la vida personal, laboral y familiar y los horarios racionales; emprendimiento social y juvenil; la mujer; la ciencia y la tecnología; la defensa y promoción del idioma español en el contexto internacional; recientemente, de la reforma constitucional y de la ley electoral; y próximamente se va a ocupar de los millenials, nuestra nueva generación joven desfavorecida y tan falta de motivación.
La jornada celebrada el 23 de junio sobre sociedad civil, dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, comenzó con la mesa “Diagnóstico sobre el momento actual de España: Tener claro que nos pasa y porqué”, en la que se quiso plasmar la importancia de situar a la persona en el centro de la sociedad, que se respeten nuestros derechos y a la vez seamos más combativos a la hora de defenderlos.
La siguiente sesión fue “El protagonismo de la sociedad civil. Una oportunidad histórica” donde se abordó la problemática de la poca participación de la población en eventos de sociedad civil cuando no hay intereses económicos de por medio, y la necesidad de trabajar de forma solidaria y activa para cambiar esto.
En la última mesa bajo el nombre “Los ejes esenciales de un proyecto para España” se habló de lo necesario de articular un nuevo proyecto de España, que sea ilusionante y vuelva a conectar a los españoles en un propósito conjunto.
Espero que las ideas y propuestas que se plasman en este libro puedan ser de utilidad para el fortalecimiento de nuestra sociedad civil.
Un saludo cordial,
Acto de Inauguración
Ignacio Buqueras y Bach
DIRECTOR DE LA JORNADA. PRESIDENTE DE HONOR DE LA FUNDACIÓN INDEPENDIENTE
Comenzamos esta Jornada agradeciendo a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que nos haya facilitado poder celebrar esta Jornada sobre Sociedad Civil dentro de sus Cursos de Verano. Gratitud a la Obra Social LaCaixa que ha colaborado en la financiación de la misma. Especial mención a los presidentes/moderadores de cada una de las tres mesas redondas que se van a celebrar hoy aquí, así como a los ponentes de cada una de ellas. Personalidades con agendas complicadas, que han realizado un verdadero esfuerzo para estar hoy aquí en Santander.
Hoy es un día especial para esta ciudad, para Cantabria y sin lugar a dudas para España, con la inauguración del Centro Botín, que será un referente para el mundo de la cultura.
España es de los últimos países de Europa en cuanto a fortalecimiento de la sociedad civil, en cuento a su presencia y participación, puesto que lamentablemente está bastante invadida por la clase política, y creo que en los momentos de crisis que estamos viviendo es aun más importante que esta coordinada y se haga fuerte. Y esto es lo que desde la Fundación Independiente, que este año celebra su 30 Aniversario, venimos haciendo a lo largo de este tiempo, ya que nació con la misión de trabajar por vertebrar nuestra sociedad civil, intentando que todos los ciudadanos seamos cada día más participativos, asociativos, solidarios y democráticos.
A esta Jornada la han precedido otras cincuenta y dos celebradas en diferentes ciudades españolas, llevadas a cabo a lo largo de estos años, documentadas en sus correspondientes Cuadernos de Sociedad en los que se han recogido las intervenciones y coloquios de dichas jornadas.
Destacar también el I y II Encuentro Nacional de la Sociedad Civil, organizados en Madrid, el primero en la Fundación Rafael del Pino, y el segundo en la Fundación Mapfre, y celebrados hace cinco años con motivo del 25 Aniversario de la Fundación Independiente; y el III y IV Encuentro que se celebraron en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, donde el próximo 16 de noviembre tendrá lugar el V Encuentro Nacional sobre Sociedad Civil que girará en torno a un tema muy concreto: la educación. Consideramos que es un tema en el que se encuentra la solución de muchos de los problemas que está sufriendo España. Pensamos que en estos últimos cuarenta años se han conseguido cosas positivas en nuestro país, pero en el campo de la educación no se han hecho todos los esfuerzos que se podrían haber hecho. Nosotros llevamos ya unos años reclamando un gran Pacto Nacional por la Educación, porque hablar de educación es hablar de futuro.
Muy telegráficamente quiero plantear una serie de propuestas:
Propuestas para el cambio que necesita España
Fortalecer la sociedad civil.
Evolucionar hacia una democracia más participativa.
Reformar la Ley Electoral para que se permitan listas abiertas y la creación de demarcaciones más próximas al elector.
Todos los partidos políticos deben cumplir el artículo 6º de la Constitución: «…los partidos políticos en su organización interna deberán ser democráticos…», que yo sepa no hay ningún partido político que lo cumpla, y si hay alguien en la sala que lo conozca que lo diga.
Mejorar la eficiencia de las administraciones públicas y disminuir su gasto.
Urge poner fin a la corrupción política y económica. Trasparencia y ejemplaridad son los paradigmas que todos los dirigentes han de mostrar siempre ante la ciudadanía.
Simplificar el marco normativo de las autonomías. Yo mismo que soy catalán, considero que en estos momentos uno de los graves problemas que Cataluña está sufriendo son las transferencias en temas educativos que desde hace más de treinta años se vienen sufriendo, tanto por parte del Partido Popular como por el Partido Socialista.
La justicia ha de ser independiente de los poderes políticos, hay que modificar el proceso de elección de los miembros del Consejo de Poder Judicial así como del Tribunal Constitucional.
Políticas estratégicas de Estado a largo plazo, en ámbitos como la educación, la ciencia, la energía, la innovación y la política exterior.
Hay que poner todos los medios para conseguir una educación de calidad.
Es necesario desarrollar políticas públicas que promuevan la estabilidad y la solidaridad de las familias como instrumento de cohesión social. Recordemos que somos líderes europeos de baja natalidad.
La crisis económica, la peor de los últimos años, ha de afrontarse con planteamientos críticos, requiere de un esfuerzo colectivo para recuperar nuestra economía, que conduzca a crear los imprescindibles puestos de trabajo, y de esa manera reformular el estado de bienestar.
España debe potenciar los sectores de la economía real que siempre han funcionado eficientemente. Vincular los salarios a la productividad. Es ineludible racionalizar y flexibilizar los horarios españoles normalizándolos con los de los demás países europeos. Fomentar los conocimientos en alimentación y educación del gusto en el sistema educativo, ya que en el problema de la obesidad España también encabeza listas, y en este sentido podíamos hablar también de enfermedades cardiovasculares. Impulsar una sociedad nueva donde el humanismo, donde la calidad de vida alcance un puesto relevante en nuestra escala de valores.
Proyectar y fortalecer, lo que ya he dicho en mis primeras palabras, la sociedad civil. La colaboración de los medios de comunicación social que son fundamentales para que la ciudadanía comprenda, sea sensible y se aproxime a estos planteamientos.
Dña. Gema Igual Ortiz
ALCALDESA DEL AYUNTAMIENTO DE SANTANDER
Gracias a Ignacio Buqueras y gracias al rector por darnos la oportunidad de que la alcaldía de Santander pueda estar hoy aquí, en una Jornada en la que se busca provocar la reflexión y nos invita a analizar la situación actual que tiene España tras cuatro décadas de andadura democrática y a poner en valor el papel que debe jugar la sociedad civil para seguir creciendo como país y en cultura democrática que además es muy importante.
Como alcaldesa de Santander comparto plenamente esa convicción, la de que los ciudadanos, las asociaciones y colectivos que los representan tienen que ser protagonistas de esta nueva etapa de desarrollo que se abre ente nosotros, y deben ser participes de los retos que afrontamos como país.
España cuenta hoy con una sociedad civil fuerte, organizada, madura, con iniciativa, con inquietudes, ideas y propuestas, que son un patrimonio que no debemos desaprovechar. Esa sociedad civil reivindica su espacio, su protagonismo, su presencia en la toma de decisiones, y en definitiva en la construcción de nuestras ciudades, regiones y en conjunto de nuestro país.
Cada vez es más evidente esa demanda social de participación, los ciudadanos nos lo hacen ver en repetidas ocasiones, y el deber de las instituciones y representantes públicos es escuchar ese mandato y facilitar los cauces para que esa participación sea efectiva.
Para los ayuntamientos, que somos la administración más cercana al ciudadano, la escucha constante y la atención a lo que nos trasladan las organizaciones cívicas y ciudadanos no es algo ajeno a nuestro día a día.
En el ayuntamiento de Santander es algo que hemos tenido siempre presente, los ciudadanos son los que cada día nos ponen la realidad, los que nos han puesto también al frente del gobierno municipal y los que ahora quieren tener voz en las decisiones que les afectan. Esperan que les escuchemos a diario, y que además su opinión sea tenida en cuenta todos los días, y no cada cuatro años que es cuando nos eligen. Estamos empeñados en que esto sea así, nuestras puertas están abiertas para todo el que tenga algo que aportar, a escuchar sus propuestas, y también sus quejas por supuesto. No se puede construir ciudad sin los ciudadanos y sin ellos pues realmente no tiene sentido nuestro trabajo.
Por eso hemos dotado de herramientas de participación dentro del área de gobierno municipal, en donde por ejemplo tenemos los Consejos de Distrito, y también por segundo año consecutivo tenemos los Presupuestos Participativos, una dotación económica dentro del presupuesto municipal, en el que ni alcalde ni concejales disponen de ese dinero, es un dinero que solamente pueden gastar los ciudadanos, propuestas que tenemos que validar pero que nacen de ellos.
Realmente las organizaciones cívicas y sociales son un catalizador de muchas inquietudes de la ciudadanía, inquietudes que muchas veces están relacionadas con la defensa de los derechos ciudadanos o reivindicaciones de mayores libertades.
La sociedad civil es en muchas ocasiones la que ha conseguido cambios en la forma de gestionar lo público o en la exigencia de mayores responsabilidades a sus representantes, como hemos podido escuchar. Las organizaciones formadas por la ciudadanía son también capaces de cambiar el rumbo de un país, y por eso es tan importante contar con una sociedad civil organizada y preparada, y con unas instituciones maduras que nos permitan seguir avanzando juntos en la construcción de una España mejor para los ciudadanos, y en el fortalecimiento de un país rico en historia como es el que tenemos en cultura y en ciudadanía.
Muchas gracias.
César Nombela Cano
RECTOR DE LA UIMP
Gracias Alcaldesa, gracias Ignacio. La verdad es que escuchando las intervenciones de ambos, y releyendo el programa de la Jornada, a la conclusión que llego es que el papel de la sociedad civil en nuestro país nos importa a todos.
A mí me venía a la mente tras la enumeración de Ignacio Buqueras de temas tan acertados y a la vez tan candentes que tiene la sociedad civil española encima de la mesa, me ha parecido que fácilmente podrías estar hablando del programa de los ciento sesenta cursos que tenemos por delante en la UIMP y que esta semana hemos comenzado y que se extenderá durante doce semanas, en este lugar en el que confluimos con el Ayuntamiento para la utilización de este espacio emblemático, el Palacio de la Magdalena que ya se convirtió en espacio de reflexión desde 1933, y en el que año tras año pretendemos renovar ese programa.
Creo que nuestro programa es un ejemplo también de iniciativas de la sociedad civil, que se financia en buena medida con fondos privados y también con fondos públicos, pero todo basado en la presentación de proyectos. Esta semana hemos empezado con mucha fuerza con dos reuniones científicas de gran envergadura internacional, con temas tan importantes como la esclerosis múltiple o el cáncer de mama; o también reuniones sobre periodismo económico, que todos los años se realizan…
Es un poco el ejemplo de lo vivido aquí, una sociedad civil viva, que puede encontrar desde el análisis académico todo ese tipo de problemáticas, desde la demografía, ámbito en el que nos estamos encontrando cada día con nuevas noticias nada estimulantes para nuestra sociedad; hasta el análisis sociopolítico que proceda, pasando por muchos otros temas que a la ciudadanía importa.
Y sin embargo nuestra ciudadanía no vive de una autoestima de sociedad civil que tienen todo este potencial y toda esta vitalidad. Me quedo con el título de la primera mesa: «Tener claro lo que nos pasa y porque». Creo que muchos lo experimentamos en piel propia, tenemos una sociedad con capacidad, con mucho potencial, y sin embargo en lo institucional no se ve un avance. Por ejemplo se hablaba del Pacto Educativo, es un tema del que se lleva hablando años, pero poca gente habla de soluciones reales, solo unos pocos vemos que hay unas premisas para ese pacto: la libertad, la cultura del esfuerzo y el estimulo del profesorado; y si no partimos de que hay unas premisas se pactara algo totalmente inútil.
Es evidente que nuestra sociedad civil representa lo que son nuestras preocupaciones reales y esas aspiraciones para un cambio.
Nuestra alcaldesa ha hecho su planteamiento de lo que el Ayuntamiento de Santander hace, y yo soy testigo, de una apertura a la participación ciudadana.
Desde el programa de cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo abordamos esos temas y actividades en los que la reflexión de la importancia de la sociedad civil está presente, porque al fin y al cabo esta en la entraña de nuestra propia vida, lo que es el cultivo de la vida, la ciencia, las humanidades, la cultura, todo ello se deriva del conjunto de los ciudadanos y que debemos sentir que se aborda con ideas claras, bien organizadas y sentirnos orgullosos de ella.
Mesas Redondas
Diagnóstico sobre el momento actual de España:
Tener claro qué nos pasa y porqué
Alfredo Dagnino Guerra
MODERADOR
Letrado del Consejo de Estado. Secretario General de la Fundación Independiente
Agradecer a la alcaldesa su presencia en la inauguración, así como al rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y al presidente de honor de la Fundación Independiente. También por supuesto a los intervinientes que me acompañan en la mesa y a los presentes.
Tal y como se ha dicho en la inauguración esta jornada, la misma es una iniciativa de la Fundación Independiente dentro de lo que constituye pues la tradición de esta institución y su espíritu fundacional.
Me corresponde a mi introducir lo más brevemente el tema de esta mesa y dar paso a los intervinientes. Hemos pensado que hay tres puntos esenciales sobre lo que gira el eje de este encuentro, que es hacer un diagnóstico claro de lo que pasa y el porqué nos pasa. Centrar la atención de cuál es el compromiso, la responsabilidad civil en esta misión de interés general, y también esbozar algunos puntos de cuáles podrían ser los ejes centrales de una propuesta o proyecto de nación a largo plazo.
Cuando hablamos de sociedad civil, y creo que el rector ha estado muy atinado en sus palabras, estamos hablando de algo que no es estrictamente la sociedad. La sociedad civil es: sociedad organizada, vertebrada, sociedad civil robustecida con lo que se llaman los cuerpos sociales intermedios, una sociedad activa y participativa, responsable. Con una actitud crítica, pero siempre constructiva y propositiva, eso es sociedad civil. Y cuando hablamos de ella, en estos momentos también tenemos que situarnos en el contexto de qué es la persona humana en el centro de la sociedad, la sociedad de estado, y cuál es la misión que corresponde a cada uno.
Desde la Fundación Independiente partimos del convencimiento de que la persona es el centro de la sociedad y no el estado. Y que la persona es un ser sociable, que se agrupa, primero en la familia, después en los cuerpos sociales, y que el estado, que si tiene algún sentido es el servicio al bien común, es la coronación de la sociedad y no al revés. Y por consiguiente de esto se deduce y se infiere claramente que hay unos derechos sagrados, inviolables e inalienables que son propios de las personas y de la sociedad también frente al estado, cuyo sentido último, insisto, es el servicio al bien común.
Hoy experimentamos como muchas veces desde las estructuras políticas, desde los poderes públicos hay una cierta tentación a extender los tentáculos de influencia sobre la sociedad civil y cómo lo político en ocasiones impregna lo social. Como también se ha deslizado esa idea de confusión entre lo público y lo estatal, y lo público no se agota en lo estatal. Y la sociedad también tiene una misión al servicio del interés general, y en esto tenemos que ser muy claros, si nos lo creemos o no nos lo creemos.
Podemos servir al interés general de la nación desde la sociedad civil, donde tienen una misión específica las empresas, corporaciones, fundaciones,… la idea de la protección y del servicio al interés general desde la iniciativa libre de la sociedad y de que, por consiguiente, el estado que tiene un papel insustituible es coronación de esa sociedad al servicio, como decía, del bien común. Francisco Suárez, en la escuela de Salamanca, utilizaba una frase que yo siempre recuerdo: «un estado en orden, que cumpla sus funciones esenciales», nada más y nada menos.
Dentro de ese convencimiento, de la importancia de la sociedad y de cuál es la misión de la sociedad y cual la del estado se orienta la concepción de estas jornadas, que parten de la premisa de un anhelo de una España mejor y de cómo podemos contribuir a enriquecer esta España que queremos, y que es posible desde la libertad, el compromiso y la responsabilidad de la sociedad civil, en un momento en el que nos hemos visto inmersos en una crisis muy profunda, y que no es solo crisis económica, y que siendo económica tiene unos contornos mucho mas transversales. Una crisis institucional de un cierto agotamiento del sistema desde el punto de vista de lo que es la dialéctica en la representación política y los defectos de la representación política, del vaciamiento de los auténticos fundamentos de una democracia como sistema de gobierno, de la erosión de las instituciones fundamentales del estado, y de la erosión fruto también de las anomalías y de la corrupción en ocasiones de las personas en las instituciones que sirven en el tema público.
Una crisis además más local que se inserta en una crisis cultural, antropológica y que viene de décadas atrás, y que se produce en un momento de grandes transformaciones donde el mundo ha cambiado radicalmente. La globalización ha cambiado el mundo y sus consecuencias son radicales en el orden político, en el orden social, en el orden cultural, en el orden económico y en el empresarial. Y lo que ha supuesto el desarrollo tecnológico y lo que se llama transformación digital, que está cambiando nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar.
Todo esto lo introducimos en una coctelera y exige un gran liderazgo, una gran visión estratégica, pensar más allá, porque hay vida después de las siguientes elecciones y porque el proyecto de España tiene que pensarse más allá de los próximos cuatro años. En este contexto hacer un diagnóstico, que es lo que van hacer los intervinientes en esta mesa, de cómo hemos llegado a donde se ha llegado, dónde estamos exactamente ahora mismo, y porqué nos pasa lo que nos pasa, es fundamental.
Atajar los problemas en sus causas y no en sus consecuencias como tenemos la costumbre en la sociedad de hoy, y creo que los intervinientes indagarán desde perspectivas diferentes pero complementarias, cuáles son las causas últimas y cómo hemos llegado a esta situación. Pero al propio tiempo no quedarnos solo en el diagnóstico, sino hacer propuestas claras de cómo contribuir a la mejora de la sociedad y de la comunidad política desde el servicio al bien común, no solo desde un plan especulativo o desde la ideas, sino con soluciones operativas y técnicas reales que ayuden a la mejora y perfeccionamiento del sistema.
Yo me voy a permitir señalar diez puntos que me parecen desde el punto de vista de lo que es nuestra nación son motivo de preocupación o de necesidad de dar una respuesta y que podrán ser compartidos o se abundará en ellos a lo largo de esta jornada.
En primer lugar, lo que a veces llamamos las bases pre-políticas de lo que podemos llamar la convivencia civil, cualquier tipo de organización humana o social, no se basa solamente en normas positivas sino que hay un fundamento previo. Vemos como en nuestra sociedad esto se ha erosionado. La idea de la dignidad de la persona humana, la idea del reconocimiento pleno de los derechos fundamentales de la persona, el valor moral de la concordia y de la reconciliación nacional entre los españoles que tan trabajosamente se labró durante la Transición, y vemos como a veces hay atisbos de cómo eso se quiebra y considero que es un valor a salvaguardar, los fundamentos sobre los que se asienta la convivencia; la vida, la libertad, la familia, la propiedad,… aspectos básicos que han estado en la historia de la sociedad y del pensamiento.
En segundo lugar: persona, sociedad y estado. Cómo compensar los derechos y el protagonismo y la misión de cada uno sin que permitamos que el estado colonice y neutralice la libre iniciativa y los derechos de las personas y de la sociedad.
En tercer lugar, y yo lo digo muy claramente, la defensa de España como nación. Podremos discutir hoy cómo se organiza territorialmente España; qué orden jurídico y político nos damos; cómo se financian nuestras regiones, pero hay premisas que son metajurídicas, que son metapositivas, y una de ellas es la nación. Y la idea de nación no nace de la propia Constitución del año 78, ni si quiera como algunos dicen de 1812, si no que es un concepto que hunde sus raíces en la historia. Y esto es lo que nos une, nos hace fuertes y nos hace grandes. Hay cosas que en la España de hoy no se han de discutir, porque son esenciales, luego se podrán discutir cosas que son más adjetivas y con enfoques diversos. Creo que dentro de esa afirmación y la defensa de la nación hay que intentar defender el interés general de España frente a los particularismos disgregadores, protagonizados en muchas ocasiones por nacionalismos, y también frenar esa desintegración jurídica política del Estado, que creo que probablemente exigiría una reforma de la Constitución, o como mínimo, que con firmeza se abordase desde la acción política. Y porqué no, también, una cierta cultura de un sano patriotismo, de sentirnos orgullosos de lo que somos, y orgullosos de lo que somos depositarios en la historia. Y esto no solo forma parte de la reforma política sino también de la educación y la cultura.
En cuarto lugar me atrevería a decir que la mejora del sistema de gobierno, de la democracia, la reforma del sistema electoral, la forma de superar esa insatisfacción constante entre la representación política y los ciudadanos, fruto en muchas ocasiones del sistema electoral que ha desnaturalizado dicha relación, la necesidad de transformar radicalmente la vida de los partidos políticos, la organización del funcionamiento de los mismos.
En quinto lugar, hablar de la reforma de las instituciones fundamentales del Estado. También se ve con una cierta preocupación esa tentación del condicionamiento político de dichas instituciones y cuando hablo de instituciones fundamentales me refiero a los órganos constitucionales del Estado, porque la legitimidad democrática no exige condicionar con la vida política partidaria a las grandes instituciones fundamentales. El Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo, el Consejo de Estado, tienen que tener vida propia al margen de los partidos, porque la legitimidad de los partidos viene condicionada por lo que es la integración de un sistema a través del sufragio universal y de su representación en la Cortes Generales, pero no tiene que haber cuotas de partidos en el Tribunal Constitucional o en el Consejo General del Poder Judicial. La experiencia no ha sido buena, todo lo contrario, pero además eso se ha ido diluyendo de manera capilar a los organismos reguladores, y porque tiene que haber representantes de los partidos en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, en el Banco de España o en la Comisión Nacional de los Mercados de Valores. Eso no es explicable sobre todo en organismos que ejercen una función técnica y que enturbia la función que tienen combinada por el ordenamiento.
La reforma de la justicia tan anhelada, se ha hecho referencia a los condicionamientos políticos del órgano de gobierno de magistratura que no ha traído nada bueno, que ha fomentado el asociacionismo judicial y que los nombramientos y las promociones muchas veces vengan condicionados por el favor político, y eso redunda en perjuicio de la justicia y del sistema fundamental de garantías y de tutela de los derechos y libertades fundamentales.
Y por último, solo mencionar, los medios de comunicación social. Habría mucho que hablar sobre el tema, la opinión pública y la opinión publicada, la transformación que han sufrido los medios en este tiempo, de modelo de negocio y como están condicionando la vida social, la vida política y la vida de nuestra democracia quienes están detrás de los medios, cuáles son sus accionistas, cuáles son sus fines, etc.
Un nuevo modelo económico, la protección a la familia, que me parece también un elemento fundamental, el incentivo a la natalidad, sentar unas bases de un sistema sostenible de pensiones y de prestaciones públicas.
Y qué decir de la educación. La reforma de la educación es una cuestión básica y que transciende mucho mas allá de lo que es estrictamente el sistema educativo. Hay que recuperar lo que es la autentica misión de educar en la escuela, en la universidad, un pacto por algo que es esencial: la libertad de enseñanza. El Estado tiene un papel insustituible en el campo de la enseñanza, pero también lo tiene la sociedad civil. La riqueza de que haya iniciativas sociales en la enseñanza y que el Estado no tenga la tentación de imponer un modelo ideológico a través de la educación es algo en lo que nos jugamos mucho.
Dña. Cayetana Álvarez de Toledo
PONENTE
Historiadora y periodista
Estoy de verdad contenta de estar hoy aquí, que se haya querido contar con mi presencia, en un día importante para Santander, en un día en el que ocurren cosas que demuestran que vivimos en un país por el que merece la pena luchar, hacer esfuerzos y comprometerse, un país de vanguardia, de actualidad.
Quiero comenzar mi reflexión diciendo que soy una persona optimista, pero dentro de mi optimismo sé que hay que hacer un análisis realista de la situación actual. En mi caso el optimismo viene por mi carácter, puesto que soy luchadora y combativa y ante la adversidad y las situaciones complicadas no tengo más remedio que encararlas y enfrentarlas. Y es por ello que en el momento en el que estamos de autocrítica, de pérdida de autoestima y teniendo en cuenta qué es lo que nos toca hacer en esta primera mesa, ser quizá la parte más negativa, después vendrá lo positivo, voy hacer un análisis un poco crudo de cómo veo las cosas, siendo realista, sabiendo en qué punto estamos y a partir de ahí ir buscando las soluciones.
Comenzaré con una anécdota o reflexión personal sobre mí misma, de cómo y por qué he llegado yo misma hasta aquí. Yo tuve educación y vida anglosajona, ya que viví en Inglaterra muchos años, estudié allí y tuve la suerte de tener un profesor de doctorado, el supervisor y director de mi tesis doctoral, Sir John H. Elliot, que sigue siendo buen amigo, que fue quien matizó mi visión sobre España, que era una visión muy marcada por una infancia porteña, como muy americana, colonial; y también marcada por la visión anglosajona que a veces es algo peyorativa, a veces condescendiente, de esa España folclórica atávica, un poco reñida con la modernidad que han tenido los anglosajones durante mucho tiempo.
John Elliot, que es uno de los grandes historiadores -gran hispanista- de los últimos 50 años, revisó esa visión sobre España y demostró que en los siglos XVI y XVII, y por ende a mi porque me dediqué a esa primera época, España era uno de los países más pioneros en algunos de los grandes debates de la modernidad: los derechos de los indios, los debates en universidades como la de Vitoria, de Salamanca, grandes debates que se producen y que se ha ido silenciando a los largo de los siglos por una versión muy peyorativa sobre España, curiosamente asumida por los mismos españoles. Este es un dato diferencial que existe: España, aun cuando no es cierto, se ha creído que es peor en ciertos aspectos que otras naciones de su entorno. Aprendí con el profesor Elliot, primero a tener una visión positiva sobre España y su historia y después su presente cuando me vine a vivir aquí para hacer la parte más práctica de mi tesis doctoral.
Y luego aprendí otra cosa con él y en el entorno educativo en el que estaba, en la universidad de Oxford: que era un hondo espíritu crítico, a veces llegado al extremo en mi caso, que llevaba una visión muy crítica sobre las cosas, la política, la responsabilidad del individuo, en este caso las responsabilidad mía propia como individuo, es decir que las cosas se hagan, que por mí no quede intentarlo, hacer las cosas para que queden lo más parecido a lo que nos parece que han de ser, no quedarse en un sofá a esperar que lo hagan otros u opinar sobre cómo deben hacerlo otros, algo que es tan español como el hay que –hay que hacer esto o lo otro, criticar a los políticos, criticar a las instituciones,… si no que cada uno ha de asumir su responsabilidad.
Y esto significa una cosa muy sencilla pero a la vez muy complicada de llevar a la práctica y es el concepto de la verdad en sí misma, asumir la verdad en lo que tiene de positivo, en este caso sobre España por ejemplo, frente a la enorme corriente de pesimismos, autodestrucción que existe; pero también la verdad que exige responsabilidad y que es difícil de abordar.
Quisiera enumerar una serie de cosas:
¿Qué nos pasa? Hay una corriente muy profunda, muy enraizada en España, tal como ya ha mencionado el Rector, que es la ausencia de autoestima, la permanente revisión sobre lo que no somos, lo que pudimos ser, melancolía en algunos casos y por otro lado ese odio a España, que se basa en una vieja y profunda corriente que sigue siglo tras siglo en este país.
Yo me dediqué a los siglos XVI/XVII y bastaba con leer algunos de los textos de los arbitristas de dichos siglos para reconocer algunas de las cosas que vemos hoy, de ese odio a España, esa permanente revisión sobre lo que somos y esa autoflagelación sobre el español, una cosa realmente enfermiza, un constante pesimismo que viene muy de lejos, que curiosamente se traslada al presente. Y a partir del año 78 España es una verdadera democracia moderna, homologable a las grandes democracias del mundo, con parecidos defectos entre ellas y que sin embargo nos lleva en estos momentos a una revisión obsesiva sobre la Transición, justo sobre nuestro periodo más justo y fértil como han sido estos últimos 30/40 años. Hemos pasado de la Transición como gran modelo a exportar, a una Transición fallida, impugnable, que hay que tirar a la basura, a pensar que no se hizo bien, que estuvo ostentada por fuerzas oscuras militares, que la Constitución fue un fracaso,… con una tendencia al pesimismo y con unas profundas raíces en la autoflagelación para permitir que el éxito de lo que han sido estos 40 últimos años pase a ser objeto de fracaso y revisión.
Por seguir con esa horrible palabra, pero así es: el odio al esfuerzo. Primero fue la crisis de España y ahora la crisis de responsabilidad. Esto no es solo un problema español, es algo que va mas allá, es un problema europeo que tiene que ver con muchos años de estado de bienestar, con una cierta prosperidad, la Europa del bienestar infinito, de los grandes derechos y de la pocas obligaciones; esto se que es algo políticamente poco correcto de asumir, pero creo que tiene un gran fondo de verdad. El otro día leí dos textos sobre este tema y que recomiendo, una entrevista que hizo Emilia Landaluce en periódico El Mundo a Benito Arruñada donde hablaba de la responsabilidad de los ciudadanos: no queremos que nos digan la verdad, no queremos asumir nuestros esfuerzos, en la educación los padres incluso parece que quieren que se baje el nivel para que sus hijos obtengan titulaciones antes de que fracasen, preferimos más gasto público pero con impuestos bajos. Es decir, también los ciudadanos tenemos una responsabilidad con esta crisis de esfuerzo y de ser responsables nosotros mismos, esto no quiere decir que no haya habido una crisis económica y que las clases medias no se hayan visto gravemente golpeadas a lo largo de estos años, pero bien es cierto que cuando vemos discurso político, en particular en Podemos pero también extendido al arco político en general, incluida la derecha, se ve ese sobreproteccionismo del individuo, como si fuéramos todos menores de edad, un estado paternalista, como si fuéramos niños, que no se atreven a decir la verdad sobre el esfuerzo.
El problema está claro que va mucho más allá del español, mucho más amplio. Tanto es así que voy a citar un extracto de la entrevista que concedía hace un par de días al diario El País el presidente francés, de una entrevista muy larga, en la que hablaba de muchas cosas, entre ellas de Europa, y que tenían bastante interés, pero hay un pequeño párrafo que resume bastante lo que nos está pasando a españoles concretamente y en general a europeos. El decía: «…no hay una receta milagrosa, es una lucha diaria, he apostado por la inteligencia de los franceses, no les he adulado si no que les he hablado a su inteligencia. Lo que agosta las democracias son los responsables políticos que piensan que sus ciudadanos son idiotas, utilizando con demagogia sus temores y contrariedades, y apoyándose en sus reflejos. La crisis del imaginario occidental es un inmenso desafío y no lo cambiará una persona pero deseo ver y retomar el hilo de la historia, recuperar la energía del pueblo europeo…».
Hay una crisis también de madurez, hay una infantilización de las sociedades europeas vinculadas a la emoción sobre el razonamiento. La racionalización exige esfuerzo de cada uno de nosotros, asumir el coste de competir en un mundo mucho más duro, más difícil y abierto y esto nos está costando a los europeos. Esta es una de las grandes revoluciones pendientes en Europa y lo que algunos liderazgos deberían empezar hacer, decir la verdad sobre las pensiones, sobre la demografía, sobre los impuestos y el gasto público, que no es infinito, que en educación para competir con los niños chinos, niños americanos y las mejores universidades hay que sacrificarse, que puede que haya veces que tengamos que trabajar más y ganar menos,… esas cosas que los políticos no se atreven a decir, pero que si no se empieza hablar de ello vamos a seguir profundizando en la crisis.
Tenemos un grave problema con el nacionalismo, y tampoco es algo solo español, un nacionalismo identitarista, etnicista, segregador y xenófobo, que es el gran mal de nuestro siglo. Produjo 80 millones de muertos en Europa en las primeras décadas del siglo XX y nosotros tenemos la triste desgracia de tenerlos en España, en versiones periféricas, en Cataluña, en el País Vasco, extendidas a versiones disgregadoras y pequeñas en su visión en otras comunidades autónomas, pero sobre todo en las citadas.
No solo es un problema nuestro, si no que esta a nivel mundial, por ejemplo lo que ha llevado al Brexit es el nacionalismo; lo que produjo el fenómeno Le Pen, por suerte frenado; lo que hay detrás de la persona y su proyecto en caso de Trump…
El nacionalismo es una de las grandes fuerzas destructivas de la humanidad, una fuerza con gran capacidad de infección y eso lo tenemos de forma muy acentuada, acelerada e incluso diría yo alocada, en el caso de Cataluña, ahora mismo con el planteamiento de un referéndum ilegal, completamente antidemocrático, antieuropeo, y sobre todo anticivilizatorio, es una regresión profunda al tribalista contra todos los valores de la modernidad política. Hemos tenido el drama de ETA durante muchos años, sigue el nacionalismo en el País Vasco por otras vías.
¿Qué pasa con este nacionalismo siniestro que padecemos hace tiempo? Que ahora tiene otra fuerza que coincide y converge, que es la de un neopopulismo, un neocomunismo desnortado que nace del partido Podemos y sus aledaños, que unen a ese identitarismo, que une una izquierda antinternacionalista, que une ese odio al esfuerzo, el odio a la responsabilidad; uniendo el odio a España con el odio a la responsabilidad en esa fuerza que es Podemos y que converge con el nacionalismo, en este caso catalán y vasco, en la impugnación del sistema de la Transición, en la impugnación de nuestro régimen de derechos y libertades, que obviamente tiene sus grandes problemas no se puede negar y que necesita ser mejorado y reformado, pero desde esta fuerza convergen en la destrucción de esto que es lo mejor que se ha conseguido en España.
Los dos sistemas, podemistas y nacionalistas, hay de derechas y de izquierdas, esto no tiene nada que ver con el eje tradicional, CUP y Puigdemont y Mas e Iglesias, hay un amplio abanico en lo ideológico y tradicional, pero convergen en un sistema común antiliberal y antidemocrático.
Siempre insisto en que el problema no es la existencia de ello, que haya gente chavista en España es un drama pero están ahí, que haya nacionalistas completamente regresivos es un problema, pero el verdadero problema o la verdadera solución somos nosotros, los que si creemos en el orden demócrata liberal, el problema es qué estamos haciendo nosotros no tanto lo que estén haciendo ellos. Que se quiera hacer un referéndum ilegal no es tanto el problema si no que haya gente del «lado bueno» o del lado de la razón por así decirlo, que plantee: bueno vamos a escucharles… veamos cómo llegar algún acuerdo… ese es el verdadero conflicto.
Desde el partido socialista tenemos aquí a Joaquín Leguina que podrá hablarnos con más propiedad sobre lo que están haciendo por su parte, pero sí que puedo decir que tenemos una socialdemocracia, y perdón por la expresión, que se ha vuelto gagá, una socialdemocracia que ha perdido la capacidad de liderazgo y ha perdido el rumbo ideológico. Este es un proceso que ya viene de lejos, no podemos decir que se ha llegado a esto con Sánchez Castejón, si no que él ha tenido un padre político que se llama Zapatero, y este mismo ha tenido algunos abuelos, algunas viejas tendencias dentro de una parte del partido socialista, aunque insisto que aquí está un representante que es mucho más competente en este tema y es algo en lo que no me quiero meter, pero sí que puedo decir que la tentación de hacer un acuerdo con el nacionalismo y en contra de la derecha es una vieja tentación en España, en vez de que la izquierda y la derecha se pusieran de acuerdo sobre su modelo político y formar así un país sólido y avanzado. Ya digo viene de antiguo, quizá con una base histórica, por la época del franquismo, que puede llegar a ser una explicación no voy a decir comprensible, pero si histórica, de querer aliarse con el nacionalismo contra la derecha. Pienso que Zapatero es una figura esencial en esta deriva alocada del partido que en estos momentos presentes alcanzan nivel de delirio cuando el Partido Socialista anuncia la vigencia de la plurinacionalidad, cuando su número dos, la Sra. Lastra habla de España en comparación con el sistema plurinacional boliviano; cuando el portavoz del Senado del Partido Socialista quiere matizar a esta señora y dice que no es exactamente Bolivia sino los aborígenes australianos; o cuando sale la Sra. Parlón, que es del PSC y casi gana en las primarias del partido socialista catalán, y dice que lo que tenemos que hacer es que no se aplique el 155, que es un instrumento más y que lo que supondría sería quitar al Sr. Puigdemont y poner algún delegado de gobierno para poner orden y ella dice que habría que llamar a la comunidad internacional e intervenir, es decir, llamar a los cascos azules, a las fuerzas de la OTAN, o no sé a qué fuerzas podríamos llamar para que intervengan… Creo que todo esto es un despropósito y un problema bastante grave dentro del campo de los buenos, un «desnortamiento» y una falta de calidad política e intelectual por parte de cierta gente de la izquierda.
Por el lado de la derecha, que es algo que ya conozco algo mejor, tenemos una ausencia de proyecto absoluta, el caos que se ve todos los días dentro del partido, que se ve en el Parlamento, en la última absurda moción de censura… El presidente del Gobierno permitió el 9N, que se produjera por tacticismo y quizá para intentar un acuerdo con el nacionalismo. El PP ha hecho muy poco o nada por combatir el populismo en su raíz, por una parte lo justifico y por otra parte no fue ejemplar en sus conductas y todo eso alimentó esta bola de nieve que se ha ido produciendo, con lo que yo diría que tenemos un serio problema en el espacio de centro-derecha y un gran problema de falta de proyecto.
La economía se va más o menos gestionando con las directrices europeas, de forma bastante razonable, hay problemas, pero más o menos se han ido resolviendo. Si uno le pregunta a un joven español o a un no tan joven ¿qué representa el Partido Popular, cuál es su proyecto para España en los próximos cinco años? Creo que esa persona tendría una enorme dificultad en dar respuesta. Y lo mismo ocurriría en los cargos medios altos o muy altos dentro del mismo partido. Es un partido que está muy deshilachado, con dos liderazgos, uno refrendado por la base y por la emoción y otro refrendado por los hechos y el contemplar el caos que hay enfrente y ver que al menos el PP se viene sosteniendo. Somos como boxeadores abrazados sin un proyecto para España.
Y luego tenemos en el medio un partido en el que yo creo ofrece esperanza para mucha gente: Ciudadanos, para gente racional de la socialdemocracia y para gente racional de la parte liberal, pero que hasta ahora en mi opinión está siendo más tacticista, equidistante y buscando un punto medio que teniendo un propio proyecto.
Y voy a citar un caso, que a mí me llamó bastante la atención y fue el debate sobre el Valle de los Caídos y la exhumación del cadáver de Franco. A mí me hubiera gustado francamente que ese partido se hubiera subido a la tribuna y hubiera dicho: señores, nosotros somos lo que el periodista Chaves Nogales en su día, la tercera España, y nosotros no vamos a dedicarnos abrir fosas, a dedicarnos a seguir en la dinámica de dar garrotazos de la derecha a la izquierda y de la izquierda a la derecha, seguir siempre echando la vista atrás, utilizar la memoria como arma política. Franco se enterró, el Valle de los Caídos es el monumento al horror franquista o lo que otros consideran que no fue un horror. Vamos a construir una España moderna, nueva, que ocupe un nuevo espacio político, que yo estoy convencida que existe, de grandes «huérfanos españoles» que están buscando una nueva opción política racional, moderna, liberal de cabeza, con todos los elementos de la justicia social que ha arrastrado el estado de bienestar europeo y que son positivos.
La justicia. La politización de la justicia se está produciendo en dos direcciones: por un lado, tradicionalmente, por el control de los políticos sobre la justicia y por otro lado lo que se está convirtiendo en el populismo judicial. Tenemos una justicia controlada por los partidos y otra parte que ha decidido hacer su batalla en otro lado, como ya ocurrió en Italia con el famosamente conocido «Tangentópolis» y que ahora lo estamos viendo en nuestros días, contribuyendo a crear una gran pira populista en la que vamos lanzando a la gente, sean inocentes, no inocentes, imputados, investigados… condenando aun sin haber sido condenados, estamos en un momento inquietante de la justicia.
La frase que mejor resume este proceso, es la del mismo Juez Velasco en una entrevista a El Mundo: «…yo soy un juez del pueblo y lo que tenemos que hacer los jueces es interpretar la ley conforme al pueblo…». Oiga no, usted no tiene que interpretar la ley conforme al pueblo sino estrictamente como sea la ley y con neutralidad, llenar los sumarios de informes policiales, no discriminar y asumir las responsabilidades. La responsabilidad de un juez es lo que va en un sumario y lo que no, el informe policial que tiene validez y el que no lo tiene, y a partir de ahí tomar decisiones, es algo que no se está haciendo. ¿Por qué no se hace? Pues porque tenemos otro proceso parecido dentro de la fiscalía y dentro de los órganos policiales, como UCO y UDEF, que se están dedicando a filtrar informes a la prensa, y dedicarse hacer la guerra populista por su parte; califican informes cuando no es su competencia, filtran informaciones por doquier, el resultado es un gravísimo daño a las instituciones.
Parece que en las últimas semanas se están produciendo unos pequeños giros en algunos ámbitos judiciales, fiscales y policiales. De hecho hay un auto interesante, que es el que dictó el juez Serrano Arnal: cogió un informe de la UCO que fue portada de todos los periódicos y judicialmente lo destrozó. Lo que ocurre es que los medios de comunicación juzgan pero nunca absuelven. Dos casos también importantes: MercaSevilla y Guateque. En ambos casos los informes han sido tumbados por un juez, ya que las pruebas policiales estaban mal presentadas, mal ejecutadas e incluso incurriendo en el delito. ¿Qué ocurre cuando esto sucede? Que el pueblo, que es a quien se intenta contentar metiendo a mucha gente en la cárcel, se siente doblemente indignado porque ve que al final el sistema judicial no acaba metiendo a esos delincuentes en la cárcel como debe ser, y todo por culpa de un mal trabajo por parte de fiscales, policías, jueces…
Los medios de comunicación. Los medios se encuentran en una profunda crisis, accionarial, de modelo, compitiendo con redes sociales, Twitter en especial, con la digitalización. Y ante esa competencia feroz están entrando en la espiral de quien hace el titular mas grueso, quien hace la portada más bestia. Yo lo he vivido y Joaquín que también ha estado lo sabe. Yo he estado en un programa de televisión de la mañana, con mucha audiencia, y ves como el presentador que está sentado a tu lado tiene un pinganillo en el oído y la televisión de la competencia enfrente, y le están avisando de que en la otra cadena están hablando más de corrupción, nosotros tenemos que meter más y más. La destrucción del sistema es lo que vende, las buenas noticias no venden y las absoluciones menos aun. Un caso muy célebre es el de Francisco Camps, que ha sido condenado por la opinión pública, en 169 portadas del diario El País y ha sido absuelto por la justicia, y a día de hoy, la Sra. Montero, el Sr. Iglesias, y tantos otros, cuando en la moción de censura citan la lista de corruptos de este país incluyen el nombre del Sr. Francisco Camps, y este señor ha sido absuelto, y no es algo que diga yo, lo dicen los tribunales. La crisis de los medios es un problema muy grave. Próximamente tendremos otro espectáculo de ese tipo. En La Sexta el Sr. Évole ha decidido entrevistar al comisario Villarejo, que presuntamente es un delincuente que ha tenido mucho poder en nuestro país y será utilizado para que La Sexta, los medios, hagan caja, con la supuesta lucha contra la corrupción.
Considero que estamos tocando fondo en temas de moralidad y ética pública en torno a los medios de comunicación social.
Como de sociedad civil estamos hablando, dos puntos más. Nada de esto ocurriría si no tuviéramos unas élites y unos ciudadanos. Cuando digo élites me refiero en el sentido más amplio de la palabra, no solo élites políticas, sino sociedad civil organizada, empresas, universidades… Creo que tenemos en nuestras élites una visión «funcionarial» de la democracia, con todo el respeto a los funcionarios, pero la idea de que esto es un posición que se ganó en el año 78 y que se va a disfrutar de por vida y para siempre, que es una cuestión que no se toca y de la que no se es consciente, y hay que luchar y defender la democracia activamente e insisto en que tiene un coste logístico y de organización, coste económico y de movilización, hay que poner dinero en la defensa de la democracia. Esto es una cosa muy americana. Los americanos tienen una relación más sana con el dinero, los españoles somos algo más desastres con ese tema.
Es por eso que creo que asumir el coste, en ser militantes activos y participativos en cuidar la democracia es algo que cuesta mucho.
Y ya para terminar, los ciudadanos, que es a lo que apelaba al principio de mi intervención y lo que contaba Benito Arruñada en la entrevista, y lo que también decía el presidente Macron. Los políticos tienen que tratar a los ciudadanos como adultos y eso es fundamental, pero también los ciudadanos tenemos que estar dispuestos a que nos traten como tal, es decir, no asumir las mentiras, no querer que nos cuenten mentiras porque sean más gratas de escuchar, rechazar la utopías, asumir nuestras responsabilidades y nuestro grado de implicación, aceptar el coste de la batalla aunque sea desagradable, porque a veces lo es, el salir a la palestra pública y enfrentarse a unos y a otros y decirle a otras personas lo que consideramos que hay que decir no facilita la vida, no te garantiza el asiento en un palco, ni las invitaciones a tertulias… si los propios ciudadanos no asumimos nuestra responsabilidad, en nuestro voto, en nuestra exigencia, esto no va a tener solución.
Con lo cual, la palabra esencial con la que quiero terminar es la misma con la que empecé, el concepto de responsabilidad. La democracia tiene enemigos, los ha tenido siempre y lo que necesita son defensores. La democracia con enemigos puede sobrevivir lo que no podrá sobrevivir es sin defensores.
Hay una pequeña cita con la que quiero acabar, la vi el otro día en una crónica y me gustó. Es de Albert Camus: «Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo, la mía sabe sin embargo, que no podrá hacerlo, pero su tarea quizá sea mayor, consiste en impedir que el mundo se deshaga».
Yo no creo que España se vaya a deshacer, soy optimista, pero para ello cada uno tenemos que asumir la parte que nos toca activamente y con responsabilidad.
Joaquín Leguina Herrán
PONENTE
Demógrafo
Un fantasma vuelve a recorrer Europa y es, otra vez, el populismo que se ha instalado desde la Finlandia de los Verdaderos Finlandeses a la Dinamarca del Partido Popular Danés (PPD). La Holanda del Partido por la Libertad (VVD), la Francia del Frente Nacional de Marine Le Pen, la Inglaterra del triunfo del Brexit y, lo peor de todo, los EE.UU. de Donald Trump. Es también quien alimenta el discurso dicotómico de «casta» y «pueblo» en la Italia del Movimiento 5 Estrellas, así como en la España de Podemos. En efecto, la crisis económica que ha infectado a la UE no ha creado «nuevas oportunidades» sino una vieja enfermedad, la que llevó a Europa a dos guerras mundiales, la de los nacionalismos y la de los populismos. Y caben pocas dudas acerca de las causas que provocaron una tan larga duración de la crisis en Europa, que no son otras que las políticas económicas ortodoxas que Alemania y sus aliados impusieron en la UE a partir de 2008 y cuyos resultados nos han metido a todos en un barrizal del cual no saldremos indemnes.
En la Europa del Este pero dentro de la UE, la democracia se está deteriorando cada vez más. En Hungría, el primer ministro Viktor Orban lleva seis años imponiendo la idea de un «Estado no liberal». A tales despropósitos se ha sumado Polonia. Tras ganar las elecciones, el partido Ley y Justicia de Jaroslaw Kaczynski ha lanzado una ofensiva para hacerse con el control de los medios de comunicación, de la Administración pública y del Tribunal Constitucional… y cuando el Comisario de Economía y Sociedad Digital de la UE, el alemán Günther Oettinger, amenazó con poner al Gobierno polaco bajo supervisión por la ofensiva contra los medios y el Tribunal Constitucional, el ministro de Justicia polaco comparó esa propuesta con la ocupación nazi.
También ha habido en la UE muchos casos de «democracia directa»: Grecia, Reino Unido, etc., pero en los últimos meses el panorama ha cambiado radicalmente en dos países muy relevantes: el Reino Unido y Francia. En el primero de ellos, el desastre del Brexit, provocado en última instancia por un señor llamado Cameron, quien, con el fin de hacer callar las voces que dentro de su partido reclamaban la salida de la UE, convocó un referéndum que perdió y así metió a la UE y al Reino Unido en un callejón muy difícil de transitar. Para acabarlo de arreglar, su sucesora, Theresa May, amenazó primero con un Brexit “duro” y luego convocó elecciones generales en las cuales perdió la mayoría absoluta con la que contaba en los Comunes. Un éxito que pronto –eso espero- también será un exit para ella… pero de la casa que ahora ocupa en Downing Street.
En cambio, la Francia que ha salido de las elecciones presidenciales y legislativas ha quitado el miedo del cuerpo que los populismos de las extremas derecha e izquierda habían provocado a los europeístas (entre los cuales me cuento). La cómoda mayoría parlamentaria de la cual dispone Macron le ha de servir para hacer las reformas que ha propuesto, y lo que puede ser más importante: para sacar a Francia del pesimismo allí reinante.
A los ascensos del populismo se han unido últimamente otros fenómenos cruzados altamente tóxicos: una vuelta a las andadas en la Europa del Este y, a la vez, una crisis migratoria (o de «los refugiados», llámenla como quieran) de dimensiones que hace diez años serían inimaginables.
La UE carece de un plan sobre los refugiados y se desconoce cómo se va a desarrollar su integración. Un hecho significativo a este propósito es que la respuesta de Merkel a la crisis de los refugiados desató un nuevo debate sobre la identidad alemana.
No es difícil llegar a una conclusión: los procesos migratorios forman parte de la naturaleza humana y, sin embargo, corren malos tiempos para la migración. Se alzan barreras a la libre circulación y abundan las restricciones y las persecuciones; las travesías se han hecho peligrosas, por todas partes hay muertos en el intento, pero esas desgracias no logran detener las oleadas humanas. La tendencia natural a moverse se ha trocado en drama político. Y el debate es interminable. De hecho, la migración constituye, en todo el mundo, uno de los grandes temas sociales y económicos de la agenda política del siglo XXI.
Ni el buenismo de las ONG’s ni la evidente necesidad de rejuvenecer la población europea pueden nada ante el «temor al otro» que los demagogos están dispuestos a utilizar políticamente.
Sin embargo, en España parece haber un consenso respecto al diagnóstico de «los males de la patria». Tomaré como paradigma de ese consenso las opiniones de alguien tan poco sospechoso de izquierdista como Manuel Muñiz, egresado de Harvard y decano de la escuela de Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa (IE). Oigámosle:
«España va a tener que abordar por lo menos cuatro cuestiones fundamentales: transformación del modelo educativo, reforma de las fuentes de ingreso del Estado, nuevas políticas sociales, y un cambio en el rol de las empresas»
Luego, en resumen, añade:
«En 2015 el top del 1% de la población mundial ha pasado a tener más riqueza que el 99% restante. En algunos países estamos a niveles de los años 20 en cuanto a desigualdad. Hay gente que cree que no haciendo nada a este respecto los problemas de desigualdad se van a resolver. Pero mi tesis la contraria: tenemos un problema de distribución y de equidad que es necesario abordar con urgencia. Se trata de aceptar que ha de construirse un nuevo contrato social»
España tiene todavía una sociedad poco meritocrática. Y no sólo nuestros partidos políticos, que sufren la lacra de la corrupción en parte por su falta de transparencia y de meritocracia, sino también nuestras universidades públicas, reales academias, fundaciones y gran parte del sector privado.
El peso de las rentas de capital es muy grande y la gente joven es la que se ve más perjudicada, porque ellos tienen todo el tiempo del mundo, pero lo que no tienen es capital. Les metemos en una trampa en la que son incapaces de ascender en la escalera social. La posibilidad de que un hijo acabe ganando un sueldo mayor que el de sus padres se ha desplomado en los países desarrollados. Y eso es políticamente tóxico.
Y a esto se añade la dificultad para saber cuál será al final el balance, en términos de empleo, del proceso de robotización en curso, estamos, pues, ante un panorama lleno de inseguridades.
Ni siquiera sabemos qué tipo de trabajos habrá dentro de veinte o treinta años. Según los últimos estudios, el 40% de los empleos actuales está en riesgo de desaparecer como consecuencia de la automatización.
Pero en el caso de que la robotización destruya más empleos de los que se puedan crear, entonces habrá que imaginar políticas que impidan el crecimiento de las desigualdades. A lo mejor tenemos que idear empleos desligados de la producción de bienes y servicios, vinculados a la gestión de eventos, redes sociales, trabajos creativos que requieran empatía y capacidades artísticas. Entre esas «imaginaciones» ha surgido una idea no tan nueva: la renta básica universal.
Desde el punto de vista ideológico y político nuestro particular populismo izquierdista (Podemos) tiene un programa en verdad llamativo y claro:
Abrir un periodo constituyente:
«Activar la vía popular sobre la base del art. 1 (soberanía del pueblo español), del art. 23 (derecho de la ciudadanía a participar en los asuntos públicos) o del art. 92 (referéndum consultivo) que permiten convocar un referéndum para iniciar el proceso, de modo que la ciudadanía se pueda pronunciar directamente… a través de una pregunta clara y concisa acordada entre las formaciones partidarias de abrir un proceso democrático…».
Crear la III República.
Pero no nos dicen si se trata de resucitar la I República o la II y es que ellos no parece que sepan cómo acabaron ambas: la I como el rosario de la aurora y la II en una matanza a la que siguió una larga dictadura.
Introducir cambios revolucionarios que «empoderen al pueblo» y acaben con la casta corrupto-financiera.
Pero lo malo no es que Podemos diga lo que dice, sino que el PSOE, a quien los de Podemos han birlado varios millones de votos, se disponga ahora, tras la victoria de Sánchez, a recuperarlos, pero no mostrando una alternativa de Gobierno sino plegándose, al menos en parte, a sus propuestas, empezando por el caudillismo.
EL PSOE es de izquierda. Y esa izquierda se define, exclusivamente, por oposición a la derecha, sin un proyecto para ganar las elecciones. Una vez más, el PP sirve para definirse por mera contraposición. No se formula un proyecto para ganar adeptos sino para echar al partido corrupto. Nadie se preguntó durante el congreso dónde estaría el PSOE si hubiera habido nuevas elecciones.
Es una estrategia de un solo cartucho. Se trata de recuperar los votos que se fueron a Podemos sin calibrar la existencia del centro político que permitió al PSOE gobernar durante más de veinte años.
Lo más reseñable y reseñado del último congreso ha sido la introducción formal de ese monstruo ininteligible que es la España plurinacional. Como ha escrito a este propósito Raúl del Pozo: «se ponga como se ponga Pedro Sánchez, las opciones en Cataluña se reducen a tres: encaje, secesión o artículo 155».
Poco antes del congreso, Alfonso Guerra ya había escrito: «No se pueden calmar las ansias secesionistas aceptando ese extraño ser artificial de ‘España, nación de naciones’. Cuando preguntas de cuántas naciones, nadie contesta».
Y tiene razón. Es una solemne bobada, un galimatías pedantesco, un leguaje artificial, postizo, oscuro, porque la aseveración según la cual España está formada por varias naciones (no se dice cuántas ni cuáles) y que sólo hay una soberanía nacional radicada en el pueblo español es –como ha señalado el profesor Jorge de Esteban- un misterio semejante al de la Santísima Trinidad.
Y todo este misterio, ¿para qué? Para darle posada a Iceta, es decir, al PSC siempre en cuarto menguante, y –como ha escrito Nicolás Redondo- para eso han cambiado la política con mayúsculas, han renunciado a ver el problema en toda su complejidad y a enfocarlo desde la razón. Hoy más que nunca los más (el PSOE) se han dejado secuestrar por los menos (PSC) y esa situación obliga a pedir explicaciones: ¿La resolución supone una enmienda al artículo 2 de la Constitución? ¿Los socialistas lo patrocinan? ¿Es el punto de partida para negociar con los independentistas?
Como ha escrito Sosa Wagner, esta estulticia es, además, jugar con fuego, precisamente con el fuego inextinguible, perturbador, impetuoso y, al cabo, violento de la reivindicación nacionalista. Porque sentimientos los tenemos todos y por ello sentimientos de pertenecer a una nación cultural específica, intransferible, henchidas de héroes, de santos, de batallas y empeños gloriosos, de dioses y de tumbas, anidan en todos los rincones de la geografía peninsular: en maragatos, cacereños, cartageneros, turolenses, segovianos y por ahí seguido.
Por todo ello causa estupor comprobar cómo un partido serio como el PSOE despliega las banderas de las naciones culturales o se mantienen las invocaciones a fueros y leyes viejas o se sueña con competencias blindadas y otras extravagancias que deberían colgar exangües en el armario más desvencijado de nuestro desván. Allí donde dormitan las fábulas.
Pero el triunfo de Sánchez en las primarias del PSOE tiene mucho de resurrección. Es más, su éxito contra el aparato y contra el Ibex le puede hacer mucho daño a un competidor autoritario llamado Pablo Iglesias, y no sólo porque le puede quitar la bandera de libertador sino también porque Iglesias no tiene detrás un partido sino un magma desarticulado de protestones y nacionalistas (Compromís, Colau, las mareas…). En cualquier caso, esta hipótesis, de probable cumplimiento, describiría un juego de suma cero, es decir, que lo que pierde uno de los jugadores (en este caso Podemos) lo gana otro (PSOE), pero el conjunto de izquierda y extrema izquierda no avanzaría, y, sin embargo, para ganar las elecciones en España es preciso sumar, al menos, una franja de votantes centristas. En otras palabras, el izquierdismo de Sánchez puede quitarle votos a Iglesias pero no sirve para ganar las elecciones. Cuando el PSOE ha ganado las elecciones lo ha hecho sumando millones de votos «templados», cosa que no podrá hacer fácilmente un Sánchez demasiado escorado a la izquierda y al «No es no».
Como todos los obsesionados con el corto plazo y la publicidad aplicada a la manipulación política, los seguidores de Sánchez creen firmemente dos cosas:
– Que cualquier situación política, por mala que sea, es rápidamente reversible pues, al fin y al cabo, todo es cuestión de imagen.
– Que la gente carece de memoria.
Y es que hay preguntas que el PSOE se tiene que plantear y responder. Por ejemplo: ¿cuál es su posición «definitiva» respecto al espíritu y la letra de la Constitución (que incluye, claro está, los artículos 2 y 3)? ¿Qué se piensa hacer respecto al PSC? ¿Integrarlo en un proyecto común o poniéndose a sus órdenes? ¿Dejarlo que siga campando por sus respetos? ¿A qué ciudadanos quiere representar el PSOE? ¿Qué quieren decir los amigos de Sánchez cuando exigen «¡Que paguen los ricos!»?
Julio Iglesias de Ussel y Ortiz
PONENTE
Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid
Comienzo agradeciendo me hayan invitado a estar hoy aquí, y al mismo tiempo comienzo recordando vívidamente las opiniones de un «filosofo» bien conocido. Imaginarán que me refiero al torero Juan Belmonte cuando decía que no habría corridas de todos si se firmara inmediatamente justo antes de empezar la corrida. Y esa es la sensación que yo tengo después de escuchar las intervenciones de mis compañeros de mesa, no hubiera firmado yo nunca participar en esta tribuna sino más bien ir tomando apuntes.
Me ha llamado la atención el optimismo de Cayetana, que yo interpreto como optimismo en el diagnóstico, no tanto en la solución o en la terapéutica a utilizar que es algo más complicado.
Ortega afirmó una vez: «no sabemos lo que nos pasa, y eso es lo que nos pasa». Yo creo que hoy día sí sabemos lo que nos pasa, y lo digo de forma muy plural, porque nos pasa lo de dentro y nos pasa lo de fuera, puesto que no podemos obviar la interacción. España está totalmente integrada, afortunadamente, en el escenario mundial y es por ello que lo interno y lo externo se vincula en la dinámica de cambio como un elemento más, no es que estemos en una época especialmente de cambios, ni de cambios acelerados, sino en una especie de mutación histórica, una nueva era que todavía no se dibuja en el futuro claramente. Desde lo externo, si reflexionamos un instante, en 1989 cuando cae el Muro de Berlín nadie podía imaginar que emergería una crisis en el capitalismo, una crisis en la democracia y otras muchas más derivadas de esa misma crisis y por efectos de circunstancias como es la globalización o la digitalización.
El conglomerado interior y exterior genera un escenario extraordinariamente complejo, donde obviamente la sociedad civil tiene una responsabilidad para encauzar ese futuro, pero al mismo tiempo unas dificultades objetivas, tanto en el plano institucional como en el plano directo del ciudadano para acertar en la terapéutica de cada uno de los fenómenos.
Considero que en España la crisis de lo que nos pasa está muy marcada por la macropolítica, no por la política, y este es un campo que como en tantas otras ocasiones ocurre, en el nivel de los principios es fácil estar de acuerdo, nadie sale a la calle diciendo: yo defiendo la injusticia social, yo defiendo el descenso del nivel de vida, nadie defiende ni formula ese postulado. Creo que todo el mundo, sin excepción, defiende la justicia, el bienestar, la libertad… El problema radica cuando ese tipo de principios hay que traducirlos en niveles operativos o a nivel micro que es donde están las distancias o las divergencias y a veces la propia oposición.
Debiéramos poder favorecer no solo el diagnóstico de los grandes problemas si no a su vez los que se encuentran en la micro política, que están injertados e insertos en el ámbito de la cotidianidad. España tiene lo que algunas veces se ha dicho una crisis de Estado y el problema es mayor porque está asociado a una crisis económica, a una crisis institucional, a una crisis europea de la que el Brexit es un claro ejemplo, una crisis en la geopolítica mundial, una crisis en el liderazgo de lo que se llamaba el mundo libre antes del la caída del Muro, donde la posición de EE.UU., cambiante y sorprendente en muchas de sus decisiones, introduce más confusión si cabe, y a la vez mas riesgos en la Unión Europea. Por ejemplo el problema con el terrorismo, que en muchos casos se trata de un terrorismo de segunda y tercera generación, asentado y afirmado con ciertos niveles adquiridos de esas nuevas generaciones en nuestros países, con tensiones explosivas muy cerca de España, en el Mediterráneo, Libia o Siria.
Todo este escenario internacional, en algunos casos nos está beneficiando. Hablo del crecimiento en el turismo por dichas causas que por consiguiente genera un crecimiento a nivel empleo. Pero sin duda son aspectos tenebrosos del mundo occidental que están vinculados a un giro copernicano en la orientación política, económica y cultural.
La crisis actual en nuestro país no es propiamente política, puede que se manifieste en los políticos y probablemente el énfasis en la crisis política en España, particularmente en el caso de la corrupción, está sirviendo no solo para ocultar otras dimensiones no menos graves de esa misma corrupción, que está en la propia sociedad sino, sobretodo y lo que es más preocupante, para bloquear las iniciativas de reforma moral que necesita esta sociedad, porque los problemas tienen siempre una manifestación de carencia de una serie de valores que son las que generan esas desviaciones.
En la medida que la sociedad española asiente con gozo al diagnóstico de quien es el malo de la película, en este caso el político -que aunque aun no llegamos a acuñar una frase tan vistosa y tan luminosa de la impugnación de los políticos como la del italiano Piove, «porco Governo», pero que en la práctica funcionamos con más énfasis que el italiano- y con el diagnóstico de que el problema está solo en los políticos (y mientras creamos esto y no aceptemos que ellos son solo la punta del iceberg y que tenemos un problema mayor de configuración moral y no lo digo en el sentido sociológico, de costumbres, de hábitos sociales…) entonces evidentemente no se solucionará nada, porque esta actitud nos sirve para tranquilizar la conciencia en nuestra vida y a veces incluso las inmoralidades echando toda la culpa a los políticos. Y desde luego los políticos tienen una parte importante de sustantiva responsabilidad, en muchas direcciones, pero al mismo tiempo hay una crisis interna que le afecta a ellos mismos en cuanto a la legitimidad de los propios políticos que hoy en día no se ve, y las encuestas lo demuestran de una forma clarísima, y es que ellos no se ven como actores que puedan resolver problemas, nadie confía en que vayan a resolver el problema de las pensiones, ni del envejecimiento demográfico, si no que son parte del problema.
Todo esto hace que la situación sea realmente explosiva y sencillamente tenemos delimitado quienes son los culpables de los problemas de nuestra sociedad, y desde luego hay responsabilidades directamente políticas, por ejemplo en los estilos políticos, algo que a mi particularmente me preocupa mucho porque, tal como decíamos antes, en la macropolítica es difícil llegar al cambio pero en la micro si es más sencillo y se pueden hacer avances.
Por ejemplo, el tema que se ha visto de forma palpable en el reciente debate de la moción de censura, las enormes descalificaciones que no vienen nunca acompañadas de alternativas y propuestas. Yo he sugerido en algún lugar anteriormente, que así como en la Transición se puso de moda el «aplausómetro», creo que así se llamaba, que medía la intensidad y la duración de los aplausos, hoy en día habría que implantar un «argumentario», un «argumentarista», que midiera la duración y la intensidad de los argumentos que se emplean en una Cámara, que está hecha para debatir eso mismo: argumentos. No me parece mal que haya algún insulto, aunque opino que sería más lúcida la ironía malvada que quizá muestra más inteligencia y que aun así puede ser más mordaz y descalificadora que el propio insulto. Es decir, no me sorprende que en un parlamento haya insulto de algún tipo, realmente lo que me escandaliza es que no haya un argumento para corregir esos males que se están descalificando con insultos, que a nadie le parezca sorprendente y que, al contrario, tengan más éxito en los medios de comunicación, tema al que ya se ha aludido en esta mesa, que las propuestas, argumentos y normativas para corregir lo que se está haciendo mal.
Y enfatizar desde la descalificación tiene efectos a todos los niveles: desde ocultar la incapacidad para resolver los temas tratados y que se griten unos partidos a otros, sustituyendo el argumento constructivo por descalificaciones verbales que hacen imposible llegar a ningún tipo de acuerdo, porque hace imposible llegar a un diálogo y asentar una convivencia básica entre los políticos para que en el parlamento haya un flujo de interacciones cotidianas entre los representantes de distintas facciones políticas que permitan transacciones, asociaciones y acuerdos.
Además de esos efectos internos, más allá de la convivencia parlamentaria, se envilece la misma sociedad. Si el ejemplo que dan los políticos es el insulto, la palabra gruesa, el trabucazo de unos contra otros, lo que están consiguiendo es que dicho comportamiento se vea claramente reflejado en la actualidad de la sociedad, que cada vez se haga más complicado que dos personas enfrentadas por diferentes ideologías políticas puedan hablar de forma cordial. Si la política tiene que ser algo noble, dando pedagogía, y lo que nos están suministrando ellos mismos es esto, lo que dan ganas es de echar a correr.
La destrucción del legado más brillante de nuestra historia, como fue la Transición política, la convivencia cívica de pasar por esos momentos unidos, se está destruyendo día a día, en gran medida por acciones de los políticos, no por parte de la sociedad. Viene desde la pedagogía directa del político que ha creído que era rentable a corto plazo para sus intereses dañar aquella época.
A ello se le añade la crisis de identidad nacional asentada en la deslealtad institucional. Muchas veces se pone de relieve la utilidad, la conveniencia de modificar partes de la Constitución o temas institucionales o de las mismas leyes. El problema no está en las leyes. No es así, el problema se resuelve en el comportamiento. Y en este caso el problema del nacionalismo catalán no está en que la Constitución diga una cosa u otra. La prueba está en que la incumplen con una naturalidad pasmosa, que ya quisiera ver esto en otros ámbitos como por ejemplo unas multas de tráfico o en inspecciones fiscales. Y no pasa nada tampoco ante el escándalo ciudadano, y también esto es una muestra de esa erosión política, el problema está en la falta de lealtad institucional.
La convivencia cívica no se puede mantener en base a la norma. Durkin ya puso de relieve que el uso de la sanción penal era una muestra del fracaso en una sociedad, las sanciones o el quebrantamiento de las normas es una muestra de desfragmentación de la sociedad. Lo que hace falta es un espíritu de lealtad en resolver los problemas. Estoy convencido que el presidente de un Länder en Alemania no es que no propugne la independencia de ese Länder si no que tienen tan asimilado que forman parte de una comunicad y que hay que respetarla más allá de la norma que no hay caso.
Pasa igual en el ámbito de la familia, cuando tienen necesidad de acudir a la legislación es que ya no hay remedio. Y pasa exactamente igual en el ámbito público, el problema está en la deslealtad. Hay que cortar la política de insolidaridad que erosiona la conexión social, la desigualdad y la pobreza.
Y todo ello en el escenario español se agrava, porque creo que hay una dimensión, también valorativa del tiempo. Mucha de la agudización de la crisis y vivencia de la misma, en determinados sectores, la familia, los jóvenes… no estaría solo en la situación del presente si no en la perspectiva del futuro. Hoy día las personas lo que tienen es muy poca creencia o ninguna en que exista un futuro mejor con carácter inmediato que les pueda afectar. Y eso si que tiene un elemento cultural novedoso y que dificulta la gestión del presente. Es muy frecuente para los que somos profesores y nos tropezamos con personas que han sido alumnos nuestros, y a la pregunta de qué están haciendo en la actualidad te dicen: «…bueno pues estoy trabajando en tal o cual empresa, pero igual me echan en cualquier momento…». Tienen un trabajo pero es como si tuvieran en mente siempre el que de inmediato pueden dejar de hacerlo, aun cuando sea una empresa próspera y sin riesgo, es el «vete tú a saber lo que va a pasar». Esa perspectiva de futuro incierto agrava cualquier tipo de solución o endurece cualquier tipo de medida.
En definitiva y en conclusión, considero que los problemas de la sociedad española actual son de orden moral de la misma, que son los más difíciles de arreglar, sobre todo cuando no hay un programa ciudadano, ni institucional, ni político para abordarlos y poner en marcha soluciones que es lo que hace falta.
El protagonismo de la sociedad civil
Una oportunidad histórica
D. Aldo Olcese Santonja
MODERADOR
Presidente de la Fundación Independiente
Estamos hoy aquí, un economista que os habla, una periodista, un abogado, un ingeniero de telecomunicaciones. A mi parecer una representación variada de la sociedad civil que configura nuestra sociedad hoy día.
Cuando hablé con Ignacio Buqueras de la organización de esta Jornada, ya quedamos en que estaríamos un grupo de amigos, colaboradores habituales, en estas mesas sentados. Y es que sabíamos desde un principio que estaríamos los que estamos hoy, poco más, y llegamos a esa conclusión porque sabemos por experiencia que estas convocatorias de y para la sociedad civil tienen poco lucimiento, y cuentan con poco compromiso de la misma. Aun así decidimos hacerlo. Si hubiera un ministro en la sala probablemente no cabríamos aquí. O en su caso alguna persona de las que se entiende en nuestro país que puede repartir, dar algo o ejercitar alguna influencia, esto estaría abarrotado. Y esto es lo que califica en líneas generales a nuestra sociedad civil, hay honrosas excepciones, pero hoy aquí tenemos una manifestación clara y precisa de lo que es la inmensidad del trabajo que tenemos por delante, ya que no conseguimos movilizarnos ni a nosotros mismos, que somos entusiastas y comprometidos, cosa que hemos demostrado durante muchísimos años con estos movimientos de la sociedad civil.
Y esto que digo, forma parte de mi intervención, y lo que yo quiero recalcar aquí, la falta de compromiso, de movilización y de responsabilidad de la llamada sociedad civil.
Lo primero que habría que hacer es definir el concepto de sociedad civil, porque todo el mundo se apropia del concepto, se amparan y la utilizan para sus fines, pero después son pocos los que participan de la verdadera labor a desempeñar.
Creo que ahora mismo estamos en un momento muy oportuno. Bien es verdad que llevamos mucho tiempo hablando de que la sociedad civil se tiene que movilizar pero hasta ahora no ha habido gran respuesta ni movilización, excepto las que se han dado en la calle de una parte de sociedad civil representada por organizaciones y partidos políticos, con los cuales seguramente muchos de los que estamos aquí no estamos de acuerdo, pero que representan una realidad social potente y nada desdeñable de nuestro país, a la que hay que tener en cuenta, que hay que respetar, a pesar de que sean muy distintos a nuestra forma de pensar o vivir, y que juegan en este momento una función social y política importante y que no se puede ni ningunear, ni obviar, ni combatir frontalmente, porque vivimos en una democracia organizada, o al menos eso parece.
Por lo tanto, momento más oportuno que nunca, aunque en épocas pasadas también se haya dicho que podría ser así, ahora lo es más, porque la configuración política muestra signos de gran debilidad, con dificultades serias para organizarse y dirigir de manera efectiva el país y obrar los cambios que necesita para su mejor convivencia y desarrollo. Y en ese momento de incertidumbre y debilidad es cuando debería emerger una sociedad civil organizada.
¿Como podemos reaccionar y organizarnos?
Corremos un riesgo que es muy típico de España. Hasta ahora la sociedad civil, en lo que yo percibo, es una sociedad poco organizada, muy fragmentada, con pocas iniciativas, falta de unión, gran parte de ella depende de personalismos extremos de elementos que utilizan la sociedad civil o bien para lucimiento propio o bien con unas finalidades determinadas que no son de interés general si no particular. Y esta es una migración que tenemos que procurar hacer, unirnos más, en torno a objetivos más generales, desde la generosidad, la humildad y del protagonismo compartido, que es algo que hace mucha falta a nuestra sociedad.
Otra característica que yo observo es que los movimientos hasta ahora han sido bastante elitistas y frente a esto se ha contrapuesto el movimiento de sociedad civil de la calle bajo el influjo de grupos políticos que todos tenemos en la cabeza. Y este es un elemento que también tenemos que tomar muy en serio y que hemos de modificar. Una sociedad civil organizada no puede ser la representación solo de unas élites dirigentes intelectuales como hasta ahora ha sido, y con una ausencia importante de gente joven. Ha habido mucha materia gris y poca gente joven, algo en lo que hay que esforzarse. Desde la Fundación Independiente estamos trabajando en ello y tratamos de cambiar.
Lo que yo percibo en lo negativo es que la sociedad civil española es una sociedad «clientelizada», en España la política lo invade casi todo. Eso se ha producido porque nuestros políticos tienen una manera de ejercer el poder de una forma bastante invasiva y con cierta prepotencia, que también le da el servilismo y el sometimiento que la misma sociedad le ha demostrado.
Esta es la segunda parcela donde quiero definir a nuestra sociedad civil, una sociedad civil que se ha dejado someter, que ha cedido parcelas de poder, a pesar de vivir en un país donde un gobierno como el de José Mª Aznar liberalizó y privatizó muchísimas cosas y desreguló una parte muy significativa de nuestra sociedad y de nuestras actividades. No hemos sabido aprovecharla como libertad recibida si no que hemos abusado de la misma y es por ello que nos encontramos en un momento de recorte de libertades y de nuevo intervencionismo generalizado. Esto pasa en Europa, en el mundo entero y por supuesto en España. Tenemos que hacer autocrítica y ser responsables, reconocer que hemos aprovechado mal la oportunidad que se nos dio. Por ejemplo, es como cuando los hijos en una familia se exceden y no cumplen con sus obligaciones, lo normal y lógico de los padres es que tiendan a reordenar las libertades otorgadas en el núcleo familiar. Es un proceso lamentable en el que se encuentra Europa, que por un lado se deriva de la crisis económica profunda y por otro lado de los excesos y de la falta de aprovechamiento leal con el conjunto de la sociedad que hemos hecho los que tenemos el gran privilegio de dirigir las cosas en el mundo de la política, la economía o desde la sociedad civil.
Nuestra sociedad civil tiene otro problema importante, y es que no tiene medios de financiación independientes. Somos una sociedad civil que no está acostumbrada a autofinanciarse y siempre estamos pensando si esta o aquella multinacional nos da dinero, que deben de recibir peticiones constantemente; o también se le pide al gobierno que nos subvencione de algún modo. No le vayas a pedir a un empresario 3000€ o a una Pyme 500€, que no te los va a dar, no hay costumbre, no tenemos esa manera de pensar o actuar.
Nuestra Fundación Independiente es una fundación donde nos pagamos lo que hacemos, no tenemos sponsors. Vivimos de lo que recibimos de las cuotas de patronos pero la mitad de nuestros socios no pagan la cuota. Os lo confieso honestamente: hoy venía en el avión revisando los patronos que pagan la cuota y es lamentable, desolador, incluso en esta casa, que es una de las más antiguas y organizadas y que más ha demostrado independencia a lo largo de sus 30 años de vida.
Esta es la sociedad civil que tenemos en torno al individuo. Otra cosa es la sociedad civil estructurada en torno a una serie de proyectos, entidades, empresas, aledaños del gobierno, de los partidos políticos.
Y muchas de las actuaciones están presididas por el miedo y la prevención, le tengo que dar totalmente la razón a Cayetana Álvarez de Toledo en lo que respecto al miedo ha dicho. Yo mismo cuando llegué a la presidencia de la Fundación Independiente e hice algunos nombramientos en la misma, me dijeron que no debía porque se enfadaría el presidente del gobierno, o algún que otro ministro, o que le sentaría mal a tal o cual político. Entonces no hacemos nada, porque siempre va a haber alguien que se enfade o que no esté conforme. Y por supuesto no hay que tener miedo, hay que tener respeto, comportarse con dignidad y mantener nuestras posiciones en base a la independencia de nuestro ideario.
En la sociedad civil se pueden prestar muchos servicios, en beneficio del interés general, desde el interés particular, esa es la esencia de la responsabilidad social, ya sea corporativa o de los individuos. Yo no estoy de acuerdo en que el servicio público solo se ha de ejercer desde lo público, se puede defender el interés general desde la sociedad civil, administrando con lealtad la responsabilidad sobre lo que nos comprometamos a ocuparnos, sin suplantar a los políticos, ni pretender hacer lo que ellos hacen, si no complementándonos, con lo que ellos puedan necesitar y con lo que nosotros podamos ofrecer.
En lo positivo, hay mucha gente joven en una sociedad civil española que se ha rejuvenecido mucho y que tiene ganas de hacer cosas. Hay mucha gente mayor, y es un adjetivo para nada peyorativo si no todo lo contrario, que tienen ganas de seguir haciendo cosas, movidos por nuevas inquietudes y la experiencia, es un sector en el que la Fundación Independiente siempre ha confiado, de hecho de aquí nació CEOMA. Creemos que ambas energías y talentos han de canalizarse y utilizarse.
Hay un debate vivo y pujante sobre nuestro futuro, no nos creemos a nuestros políticos al 100% y por tanto la sociedad española no está dispuesta a poner su futuro en manos solo de los políticos, y para que esto no suceda hay que ofrecer soluciones y ser proactivos. Hay mucho inconformismo con el funcionamiento de la política y de las instituciones españolas y estamos en un proceso de crítica y de transformación en el que la sociedad civil tiene que tomar posición y tiene que explicitar esa posición de una manera ordenada y colaborativa.
Somos mayoritariamente europeístas y es algo que a mí me parece un «don» y un privilegio que hoy en día empieza a ser cada vez más escaso en el contexto europeo y hemos de seguir trabajando para que por nuestra parte siga siendo así.
Con estos elementos y con los que expongan el resto de ponentes se puede iniciar un debate y un trabajo hacia una mejor sociedad civil.
Dña. Elsa González Díaz
PONENTE
Presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE)
Parte de la responsabilidad de que hoy aquí no haya mucho público y estemos entre amigos, y siento decir que pasa con muchos otros cursos y jornadas tan interesantes como este, la tienen los medios de comunicación que no fortalecen la sociedad civil, y a su vez la sociedad civil es en gran medida responsable de que esos medios de comunicación no se dirijan, o no actúen, o no mantengan, una línea común como se debería, para aportarse mutuamente lo que debieran y retroalimentarse.
Los medios de comunicación y la sociedad civil son dos herramientas esenciales para construir democracia, que unidos contribuyen hacer una democracia más limpia, más sensata, y con unos derechos sociales que deben asentarse y con valores que han de primar.
Los medios de comunicación tienen mucho que aportar a la sociedad civil. Pero, ¿están cumpliendo su papel los medios en estos momentos? ¿Fomentan el acceso de una forma fácil y resuelta? Ahora mismo, desde el punto de vista técnico y del nuevo mundo tecnológico es más sencillo, el receptor de la información ya no es un ser pasivo, accede de forma sencilla al medio de comunicación e incluso puede desarrollarse de una manera propia, a través de internet puede interactuar. Pero son necesarios unos medios de comunicación que marquen la pauta, que tengan un peso específico, ya que a veces no canalizamos correctamente ese acceso a la información.
¿Aportan un fortalecimiento de los derechos humanos? ¿Recuerdan que son servicios públicos? Y me refiero tanto a los privados como los públicos, ya que los medios privados también son servicios de información pública, que a veces lo olvidan. ¿Son verdaderamente plurales, independientes, con un grado de independencia suficiente, aunque tengan una línea editorial propia, que no me parece algo malo, sino al contrario porque es lo que genera pluralidad? En conjunto los medios de comunicación deben de fortalecer actuando de esta manera.
¿Cómo están los medios de comunicación actualmente? Desde hace años acosados por la crisis, por dos crisis muy patentes. Primera la de todos, la económica, desde 2007/2008 con un descenso importantísimo de publicidad, debido a la crisis financiera que ha afectado a todos los soportes, seguramente la radio es la que se ha logrado mantenerse de una manera más sana. Pero tanto en televisión, que sus programas han descendido en calidad enormemente; también en el papel; e incluso los medios digitales lo han apreciado.
La segunda crisis muy potente en los medios de comunicación ha sido un cambio de modelo, una crisis de negocio enorme por la aparición de internet, la caída en picado del papel y una transformación absoluta a la que había que hacer frente y ajustarse.
Y no es fácil, porque ese descenso de la publicidad en el papel, que era lo que realmente mantenía dicha publicación ya que la venta en si apenas la sostenía, ha provocado mucho daño. En el caso del mundo digital la publicidad no vale nada, está tirada, a precios irrisorios. Eso lleva a que los medios de comunicación se sostengan del aire y más teniendo en cuenta que nos hemos acostumbrado a no pagar por la información.
También es verdad que en los medios audiovisuales, radio y televisión, el receptor de la información no paga por su sostenimiento y sin embargo su modelo de negocio es fructífero. Pero en el modelo digital y en el papel, a causa de la caída de la venta, no han logrado sostenerse, y en el caso sobre todo digital no han podido crecer y establecerse con peso especifico.
Hay ya algunos medios de comunicación nativos digitales, como El Confidencial, El Español, eldiario.es; y después la versión digital de los medios clásicos y tradicionales, El Mundo, El País, ABC. Digamos que todos ellos tienen unas redacciones grandes pero insuficientes para tener equipos de investigación potentes y propios; un buen cuerpo de corresponsales, que es otro sector que ha caído; profesionales que sirven a varios medios, con lo cual la línea editorial no es muy clara cuando tiene a periodistas que sirven a varios medios de comunicación. Y muchos de los medios de comunicación están casi en manos de los bancos por las elevadas deudas que tienen. Todo eso mueve a perder independencia.
Después, ante la debilidad de los medios de comunicación, los políticos toman posiciones, y ahora mismo tenemos muchos problemas por esa falta de respeto al periodista, al medio de comunicación y por ende al receptor de la información. Lo tenemos con Podemos. Recientemente han salido notas de las organizaciones profesionales bastante duras por esa ausencia de consideración ya en su conjunto, digamos que del periodista y del medio, pero de forma más indirecta también sucede con el gobierno y con los demás partidos de la oposición.
Lo medios de comunicación siguen marcando en muchos momentos la pauta también política y también son responsables de lo que está sucediendo, por esa pérdida de credibilidad fruto de una reducción de su independencia, pero también porque ha comercializado con la política y el político. Hay dirigentes de partidos que han crecido al albor de los medios de comunicación, podemos pensar en Pablo Iglesias, pero también en otros muchos, y han surgido, han crecido, porque se ha comercializado con ellos. Tenemos esas tertulias tan corrompidas, donde debate el periodista y el político, se busca la audiencia a base de la polémica, cuanto más duras sean las afirmaciones, más atrevidas u osadas, mejor, contribuyan al bien común o no lo hagan, tiende a crecer la audiencia y por lo tanto la publicidad.
Los medios de comunicación deberían cumplir un papel más serio, más ético. Nosotros desde FAPE hemos solicitado que en el pacto por la educación se incluya la función de los medios de comunicación en la sociedad, y que esta asignatura se imparta en secundaria, porque ahora mismo muchos de nuestros jóvenes, adolescentes, y a veces también los mayores, confunden medios de comunicación con redes sociales, información con opinión, es un papel que tiene que aclararse.
También hemos pedido que la asignatura de ética se imparta en todas las facultades de ciencias de la información. En muchas facultades esta asignatura no existe, es verdad que se puede dar de una forma transversal, pero es doloroso que esta asignatura no esté implantada.
Y ahora mismo con la forma de trabajar del periodista, que siempre ha trabajado con una velocidad enorme, pero ahora mismo a tiempo real, muchas veces está contando los hechos cuando se están produciendo, siendo lo habitual, y apenas existe un mínimo espacio de tiempo para encuadrar la información, para reflexionar, todo esto hay que hacerlo al tiempo que se está dando la noticia, con lo que el periodista tiene que salir de la facultad con una formación en conciencia elevadísima, para en minutos, segundos, tomar decisiones que siempre son muy importantes: si facilito una imagen de un menor o no: si facilito un dato o no; si espera, si confirma con dos fuentes o no lo hace; si esa fuente es fiable…
Demandamos también de la sociedad civil un empujón, porque el periodista no puede trabajar ni realizar este esfuerzo para la sociedad en soledad, y fortalecer esa ética y esa calidad en los medios y dar voz a quien tiene algo que decir. Ahora mismo en muchas ocasiones no lo hacemos. Solicitamos a la sociedad civil que presione para que exista mayor calidad en los medios de comunicación que contribuyan a fortalecer la democracia y al mismo tiempo somos conscientes de que los medios tienen que dar voz a esa sociedad civil para que la calidad de nuestra democracia sea más fuerte.
D. Miguel Martínez Cuadrado
PONENTE
Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid
Me toca intervenir en la defensa de uno de los puntos más controvertidos y es: ¿a qué llamamos sociedad civil? A lo largo de esta jornada ya hemos podido ver diversas partes del conglomerado de significados de la misma.
Hay una frase de Tocqueville que citamos mucho en historia sobre la ideas y sobre la formación de las sociedades democráticas avanzadas, del famoso libro de La Democracia en América, en el que habla de la evolución de los partidos y de la forma de acceso a la democracia en la todavía incipiente consolidación de los EE.UU.
Tocqueville escribía en 1830:
«Lo más importante que está ocurriendo en la democracia americana es la formación intermedia de las asociaciones que son más poderosas que los partidos. La construcción de la sociedad democrática americana se hace sobre todo con la base de la sociedad civil que las asociaciones ponen de relieve, y son desde entonces y hasta ahora las que pueden construir, reconstruir, o limitar el poder de los partidos políticos y de las acciones institucionales»
A partir de esa reflexión de Tocqueville podemos observar como las sociedades democráticas desde el siglo XIX hasta el siglo XXI evolucionan de una manera pero hay unos antecedentes que convienen que recordemos. Algunos de los que estamos aquí siempre ponemos de manifiesto que el nuevo orden mundial que establece el fin del siglo XV, y sobre todo los descubrimientos del siglo XVI, ponían de relieve tesis como la del nacimiento del derecho internacional con victoria; la forma de intervenir y controlar el poder del estado, como decía Juan de Mariana; pero es sobre todo el crear representación política que frene el poder del rey en las instituciones políticas. Esa evolución de Juan de Mariana va a encontrar en la escuela británica el nacimiento del primer parlamentarismo del siglo XVII, los grandes constructores del parlamentarismo de Inglaterra son todos seguidores de la doctrina de Juan de Mariana, que es limitar y poner freno al poder del tirano y que se de paso a una sociedad civil que sea la de los interesados en crear ciudadanos.
Dicha tesis sale adelante y tiene gran éxito a partir de 1648 con la Paz de Wesfalia y que dio lugar al primer «congreso» diplomático moderno e inició un nuevo orden basado en el concepto de soberanía nacional. A partir de entonces nace la evolución hacia el parlamentarismo en Inglaterra y de otras formas de lo que serían las grandes revoluciones del siglo XVIII.
Es importante destacar a Montesquieu lo que hace es trazar el nacimiento de una sociedad democrática frente a los poderes tradicionales y sobre todo con su teoría de la separación de poderes. Las grandes revoluciones después de Montesquieu, en Filadelfia, en Versalles, en Cádiz, ponen sobre la mesa la defensa y el nacimiento de una sociedad civil moderna frente a los poderes públicos, frente a los tiranos, frente a lo que todavía restaba de poderes evolucionados pero que se habían convertido en formas de dominación inaceptables.
Evidentemente desde esas fechas, que me parecen importantes, la evolución de las sociedades europeas es clara.
En España, Ortega y Gasset, decía que una de los periodos más importantes del nacimiento de las sociedades democráticas y participativas de los ciudadanos del siglo XIX es la época de 1830 a 1848, que tanta influencia tendrían en el doctrinarismo tanto francés, como español, como europeo.
Luis Díez del Corral, alumno de Ortega, elegiría ese tema y escribiría un magnífico libro sobre el liberalismo antiautoritario e inspira a tantas gentes de la Transición, que a su vez se inspiran en Cánovas y va a ser un poco la avanzadilla de lo que será la Constitución del 78. Había que rehacer un sistema de partidos y de concordia y de vuelta a la sociedad civil.
Los señores del 75 al 77 lo que hacen es reescribir a Cánovas en un contexto actualizado del siglo XX. Recuerdo las polémicas con Miguel Herrero de Miñón y con otros sobre el doctrinarismo, un «neodoctrinarismo», que es el doctrinarismo aplicado a partir de la Transición del 75, como el que había ya en el año 62 en la reunión de opositores al régimen de Franco en Munich y que sentó las bases de la reconciliación nacional. Esa reconciliación se retoma en la Transición, siempre sobre un objetivo: acabar con los restos de la dictadura, que no sería tarea fácil y constituir una sociedad civil a partir de los antecedentes de Cádiz hasta la época canovista con todos sus defectos y sus salidas finales.
El sistema que nace en el año 1975 tiene una dependencia muy fuerte del sistema de partidos y de la orientación que hacen los europeos después de la Segunda Guerra Mundial, la construcción de la Unión Europea, hoy hablamos de ella de forma natural, pero en el año 45 era solo una idea. La UE es el tercer actor mundial, por población, por comercio internacional, por construcción de una sociedad democrática avanzada, y porque la sociedad civil tiene un papel fundamental en la Unión Europea, a la que nosotros pertenecemos, como una sociedad democrática avanzada y así lo recoge el preámbulo de nuestra Constitución.
Desde los años 50 en Estados Unidos y después en Europa con la creación en el año 1957 del Mercado Común Europeo y con los Tratados de Roma, la defensa de los consumidores se ha ido desarrollando. En España nos incorporamos a partir del año 75, año en que se crea la OCU-Organización de Consumidores y Usuarios.
En OCU nos hemos alineado siempre a las tesis comunitarias y hoy somos un referente fundamental para la los consumidores españoles. Y como decías antes Aldo, no dependemos ni de apoyo institucional, ni estatal, ni local, ni de apoyos financieros de ningún tipo. Nuestros socios, que actualmente ascienden a unos ciento sesenta mil, son los que nos imponen las reglas y no son otras que las reglas comunitarias. Y tenemos problemas, porque en la defensa de los derechos de los consumidores y usuarios, como decía el premio Nobel de economía 2015 Angus Deaton «los consumidores marcan las orientaciones de la economía, mucho más que los mercados». Deaton puso de manifiesto algo que se sabía: que los consumidores orientan el mercado y orientan las políticas públicas frenándolas o impulsándolas.
Por tanto, absoluta independencia por parte de los ciudadanos consumidores, y esa absoluta independencia nos crea problemas, que vienen por una doble determinación: fomentar la lucha no contra el estado, sino contra el abuso del poder del estado, o contra los abusos de la sociedad civil, en forma de empresas, organizaciones, que lo que hacen es cortocircuitar y no respetar los derechos de los consumidores.
Esos derechos de los consumidores están establecidos en los tratados constitucionales y en los tratados de la Unión Europea. Desde el año 1978, en la Constitución se establece una parte en defensa a esos derechos y a su vez defensa de las organizaciones que defienden esos derechos. Y por lo tanto tenemos una vía media entre derechos fundamentales, derechos constitucionales, tenemos una forma de entender el proyecto y defensa de la Constitución como una norma de convergencia.
Recordemos una polémica, que es importante y que está de actualidad. El ministro Nadal concurrió al Consejo Económico y Social hace unos días, del que soy miembro por medio de OCU, y tuvimos un diálogo con él sobre la agenda digital, y el ministro y yo no estábamos muy de acuerdo en un tema, tiene que haber una forma de entender la convergencia entre dos principios, primacía del Derecho Comunitario, y supremacía de la Constitución. Nuestro ministro Álvaro Nadal decía que él era federalista europeo pero la primacía del Derecho Comunitario, cuando afecta al derecho interno no me afecta como ministro del Gobierno ni puede crearme conflicto, y era en este punto donde yo no estaba de acuerdo, puesto que creo que ha de haber una convergencia. Y la misma entre nuestro Tribunal Constitucional y la máxima autoridad europea que es el Tribunal de Luxemburgo, donde hay sentencias constantes en defensar de los consumidores y usuarios.
Por lo tanto, tenemos en el sistema de defensa de los consumidores y de los usuarios una posición constitucional, comunitaria, y la realidad nos lleva a decir que desde hace cuarenta años lo que hacemos es «pisar» constantemente actuaciones públicas y privadas, que nos llevan a estar en conflicto permanente en la defensa de esos derechos.
La OCU tiene formas de presentar productos y servicios no solo a nivel español sino también comunitario. Con más de dos millones de asociados a nivel europeo, es el primer grupo de defensa de los consumidores que actuamos en lo que llamamos euro consumidor. Siendo una asociación que no busca ni lucro ni ganancia, pero que tiene que tener una organización para mantenerse, son las cuotas de los socios las que nos mantienen y que nos permite esta acción pública y privada.
Cada mes, OCU saca un millón de ejemplares de la revista Compra Maestra, y la revista de Derechos Jurídicos y Sociales, que distribuye sobre el sistema de listas comparadas de productos y servicios. Pero al mismo tiempo acompañamos a nuestros socios dentro de los límites que nos marca la ley de consumidores, que es muy restrictiva y limitativa. Nuestra asociación es la más importante, pero también hay muchas otras que actúan con apoyo institucional, local o de otro tipo.
En OCU, cada vez que aparece un tema, se tienen pleitos. En el mes de noviembre, con las cremas faciales, y que mostraban como una crema podía estar en el mercado por 200€ y valía 3€, y en ese momento me tengo que batir con los lobbies defensores de dichas cremas, de marcas poderosas, que nos persiguen, y que nos crean campañas de prensa y con los que acabamos querellándonos. Siempre hay temas de controversia, en alimentación; en comunicaciones, por ejemplo con Telefónica donde podemos llegar a tener a más de ciento treinta abogados actuando en juicios y que acompañan si es necesario a los socios a los mismos. Tenemos alrededor de mil actuaciones en este momento. La última sobre el Banco Popular, donde había varios miles de socios preocupados y necesitados de ayuda.
Este tipo de temas no se conocen mucho, no crean noticia cuando se consiguen ganar estos litigios y eso es porque son cosas buenas, que no interesan, solo interesan las noticias malas.
Nos comprometemos y defendemos a nuestros socios con todos nuestros medios. Tenemos una presencia importante en la radio y una presencia más o menos constante en algunos medios televisivos. Siempre renovando y en proyectos nuevos.
Terminaré diciendo que las noticias de la Unión Europea nos han tenido en vilo en este último año. Las elecciones presidenciales francesas en la primera vuelta, los dos extremos del horizonte político y que sumaba más del 40% de votos, era una noticia más que inquietante. Esto ha puesto de manifiesto que la Unión Europea está constantemente dispuesta a defender la democracia y la sociedad civil de una manera permanente, si no el miedo se puede apoderar de todos nosotros.
D. Javier Nadal Ariño
PONENTE
Presidente de la Asociación Española de Fundaciones (AEF)
Se han aportado gran cantidad de opiniones, datos e ideas con las que difícilmente se puede estar en desacuerdo e intentaré orientar mi intervención hacia algún campo no tratado ya.
Para empezar me gustaría solo hacer unos comentarios por cada uno de los ponentes que me habéis precedido.
Hablaba Aldo sobre la independencia de su Fundación, y yo también me quiero sumar a eso, porque creo que es una de las palabras clave para que esa sociedad civil que existe más de lo que creemos se manifieste. Y lo digo también desde mi papel de presidente de Asociación Española de Fundaciones, que cada vez que hablamos en cualquier lugar hacemos gala de esa independencia, vivimos exclusivamente de la cuota de los socios, tenemos también un programa de cuotas que estamos intentando ajustar y de reconocer, porque es importante que la gente conozca y sepa de qué manera participan y como se comprometen y creo que eso es fundamental. Lo que no impide en absoluto estar en contra de posiciones de uno u otro gobierno y al mismo tiempo ser leal en las conversaciones. Nosotros tenemos ejemplos estupendos de cómo hemos mantenido conversaciones con lealtad en determinados cuestiones y cuando ha llegado el momento de hacerse efectivas en normas hemos estado en contra porque no nos ha parecido justo para lo que era el mundo de las Fundaciones y nos hemos enfrentado, y eso ni ha roto la buena relación ni ha interrumpido dichas conversaciones, porque cuando uno actúa con lealtad e independencia tiene muchas posibilidades de avanzar.
Y hablando de independencia como idea importante, yo añado otra más, que creo resume ambos conceptos, y que es la confianza. La independencia de la que hacemos gala nos tiene que servir para ganar la confianza de la sociedad y ese binomio es el que hará que tengamos una sociedad civil fuerte de verdad.
Haciendo referencia a la ponencia de Elsa, reitero la importancia de los medios de comunicación. No me puedo resistir a mi condición de ingeniero y al haber trabajado en el mundo de las tecnologías de la información durante mucho tiempo, para hablar de una de las características complejas del mundo de hoy: la revolución tecnológica y la transformación digital que estamos viviendo, a la que nos tenemos que sumar inevitablemente. A la altura de una revolución que ya ha cubierto varias décadas, al igual que cualquier tipo de revolución, y sabiendo que esto habría de llegar y que ya se llevaba tiempo ajustando las piezas, nos encontramos con que piezas muy fundamentales de esa revolución tecnológica aun no tienen claro su papel y su futuro.
Aquellos sectores que están más cerca y más ligados a la información se encuentran en una situación muy comprometida y sin saber por dónde salir, e incluso si lo miramos aun más de cerca, el propio sector generador de tecnologías de la información, al menos en Europa, las grandes empresas en España que han generado y producido esa tecnología, no hablo tanto de los operadores que han sabido transformarse y adaptarse bastante bien y han salido casi del todo indemnes sino de las empresas productoras. Sin dar nombres, pero que todos conocemos, si nos fijamos en cómo estaba el sector tecnológico hace treinta años veremos claramente como se han ido reduciendo y padeciendo una crisis de identidad y futuro, siendo particularmente grave en un sector tan importante para el sistema democrático como es la prensa, con lo cual esto provoca que haya una incertidumbre importante.
Sobre lo que decía el profesor Martínez Cuadrado, diré que me ha hecho bastante ilusión que empezará citando a Tocqueville, para mi uno de los referentes claves en el mundo de la sociedad civil, que además nos hace entender en sus libros mucho mejor el concepto de sociedad civil con su magnífica clarividencia de lo que estaba pasando en 1830. Por ejemplo una frase suya que dice más o menos: «En cualquier hecho importante que ocurra en Francia siempre está el Estado detrás; en Inglaterra siempre hay un señor; y en América siempre hay una asociación». Muy interesante lo que viene a decir, yo soy solo un aficionado y no me puedo comparar en conocimiento profundo del tema, pero siempre he tenido la sensación de que en EE.UU. la sociedad civil es mucho más organizada. En Europa o en Inglaterra, yo siempre he tenido la sensación de «que le quito al soberano para repartir hacia abajo». La diferencia es que en Inglaterra lo residual está arriba y lo tengo que ir sacando yo y en EE.UU. es al contrario, lo residual lo tengo yo y lo iré soltando si me parece y estas diferencias ya marcan una base entre ellos y nosotros.
Por lo tanto creo en la sociedad civil de EE.UU. como referente para nuestra propia sociedad, que estaría bien como paradigma, no obviando que también tiene sus defectos.
En el caso de España, donde siempre tenemos la sensación de que tenemos una sociedad civil no tan fuerte, querría yo añadir que si miramos atrás en nuestra sociedad, y lo que la misma ha hecho en los últimos cuarenta años, desde la Transición, el cambio es espectacular. Tenemos unos valores a resaltar, los de una sociedad moderna, dinámica, capaz de cambiar… Yo estoy asombrado de que algunas cuestiones que socialmente eran importantes, culturalmente muy importantes, se han absorbido en la sociedad y prácticamente sin generar problemas.
En cosas tan importantes y modernas como la propia tecnología digital moderna, España es uno de los países, que nos guste o no, han integrado el tema de las redes sociales mejor que muchos otros países de Europa.
Somos una sociedad solidaria en tema generacional, aun con un ligero problema con ayudar más a que nuestros jóvenes se emancipen, una sociedad viva, abierta. Y muchas otras virtudes que a veces no resaltamos lo suficiente, pero que están ahí.
¿Cuál es el grado de salud de nuestra sociedad civil? Pues volviendo a mi condición de ingeniero, que siempre andamos buscando cifras y números que te den una base aparentemente más científica, documentándome en libros publicados y estudios sociológicos, empezaré con un dato positivo: si buscamos datos sobre la capacidad de nuestra sociedad para comprometerse o implicarse, encontraríamos que la participación electoral en momentos claves de nuestra historia, donde verdaderamente nos la hemos jugado, ha superado el 80%. Si comparamos ese dato con lo que pasa en países de nuestro entorno, solo Suecia y Dinamarca nos igualan en porcentajes, excluyendo Italia donde es obligatorio votar. Con lo que predisposición para estar ahí cuando hay que decidir grandes cosas existe y poniéndonos a la altura de apenas otros dos países más.
Hay otro dato que puede medir la capacidad para generar sociedad civil que es la confianza interpersonal de los ciudadanos dentro del país. He encontrado encuestas sobre países de Europa que se posicionan en tres grupos. Un primer grupo, y de forma homogénea: los países escandinavos y Holanda son los países más parecidos en concepto de sociedad civil a EE.UU., llegando al 62% de capacidad en confianza interpersonal. Después hay un pequeño número de países, donde curiosamente está Francia, que están por debajo del 25%. El resto de países, España, Alemania, Reino Unido, Bélgica, etc… están en el 40%.
Entonces basándonos en el primer dato sobre compromiso e implicación encontrándonos en un nivel muy alto y en el cemento interno estamos en la media.
Cuando revisamos la realidad en cosas más concretas, encuestas que comparan la participación en organizaciones no lucrativas o la participación en el voluntariado, también se dan tres grupos en Europa. De nuevo en el primer grupo están Escandinavia y Holanda con un 90% de participación personal en organismos no lucrativos y alrededor del 50% participan en voluntariado. Después hay un segundo grupo donde la cifra de participación en organizaciones no lucrativas esta en el 60%, y en voluntariado en el 30%. Y por último un tercer grupo donde la participación en organismos sin ánimo de lucro es del 30% y el voluntariado alrededor del 18%. Y en este caso concreto España está encuadrada en el tercer grupo.
Se pueden buscar explicaciones a estos datos, creo que las encuestas son objetivas, que en los últimos cuarenta años hemos sido precedidos por otros cuarenta de sequía absoluta y eso es importante. Pero a mi parecer el dato a tener muy en cuenta es que la predisposición existe, la implicación existe, y que desde que se creó la Ley de Asociaciones en el año 65 pasaron diez años donde casi no pasó nada, pero en cuanto comienza la Transición se crean miles de asociaciones todos los años y aun se siguen creando. Y cuando la Constitución amparó el derecho a fundarse comienza un nacimiento de fundaciones enorme y en este momento podemos hablar de que hay alrededor de diez mil fundaciones activas, hay también como cientos de miles de asociaciones, pero hablamos de unas veinte mil de las que podemos decir dedicadas al interés público, entidades que están comprometidas al interés general porque existe esa condición en sus estatutos.
Organizaciones que mueven, hablo en el caso de la fundaciones que es lo que yo conozco más de cerca, a más de doscientos mil empleados, que mueven más de ocho mil millones de euros al año, un sector que está en todos los fines de interés general, que genera un gran compromiso y que las tenemos presentes en todos los ámbitos, y que son complementarias, o al menos nunca enfrentadas a la administración pública, en cuestiones muy delicadas e importantes.
Y si lo pensamos, todo esto es por la actuación de la sociedad civil. Por ejemplo en el mundo de la educación, las becas de posgrado salen del sistema de fundaciones. Siguiendo este ejemplo en educación, el problema de implantación de educación dual que está siendo complicada, hay casos espectaculares de ayudas fundacionales.
Tomemos como referente EE.UU. para demostrar que tenemos una sociedad más potente de lo que nos podemos imaginar. La AEF hizo una publicación analizando el sistema de financiación de las organizaciones sin ánimo de lucro de los americanos. La cifra que las personas y/o empresas aportan anualmente al sistema de organismos no lucrativos en EE.UU. está en alrededor de trescientos mil millones de dólares, una cantidad que nos parece espectacular cuando hablo de que aquí manejamos ocho mil millones de euros al año. Sin embargo si nosotros pensamos que el PIB de EE.UU. es aproximadamente quince veces el de España, dividimos los trescientos mil millones entre el quince, nos salen diecinueve mil novecientos millones, una cifra como el doble de lo que nosotros ingresamos.
Podríamos decir que es la tercera parte de lo que se está aportando. ¿Es poco? Hombre si lo comparamos con un líder como EE.UU. lo será, debería ser una cantidad mayor, pero estamos en el campo de la mejora. Hay una sociedad civil de la que podemos estar orgullosos.
Aunque donde está el punto preocupante, lo decía Aldo también al principio. Si hacemos este cálculo también para empresas y para personas podremos hablar de un nivel de compromiso por parte de la empresa que es casi el mismo de EE.UU., cosa en la que estamos de enhorabuena porque gracias a esas empresas subsisten muchas fundaciones y hacen que esta sociedad civil vaya hacia adelante, pero aun así nos falta un mayor compromiso de las personas.
Ya que tenemos a las empresas comprometidas, hay que hacer un grandísimo esfuerzo por parte de la persona, y hablo en términos monetarios y también al compromiso de participación personal. Y en esto estamos todos los días en la Asociación Española de Fundaciones, comprometidos por encontrar mejores incentivos fiscales para las personas físicas y recientemente hemos conseguido que en la declaración de la renta los primeros 150€ tengan una desgravación del 75%, con el argumento de decirle al sistema de Hacienda que necesitamos más personas comprometidas con la sociedad civil y la forma de hacerlo es: haga usted casi gratis dar los primeros euros, para que cuando la persona este comprometida lo siguiente genere un efecto de cascada que parece que viendo los primeros datos de resultados está surtiendo ese efecto.
Los ejes esenciales de un proyecto para España
Pedro Núñez Morgades
MODERADOR
Patrono de UNICEF. Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid (2001-2006)
Quiero dar las gracias por la organización de esta Jornada que me parece muy instructiva, pedagógica e interesante. Yo he ido haciendo una acumulación de apuntes de tantas cosas importantes e interesantes que se han dicho hasta ahora por el resto de mis compañeros.
El tema social es algo que no puede faltar. Yo que hablo mucho para adolescentes, jóvenes, padres… siempre utilizo el símil deportivo y les digo que por muy bien que juegue Messi o Ronaldo si el terreno de juego no es el adecuado el resultado no será igual; si el campo tiene baches, calvas o piedras no podrán jugar igual de bien. Es por ello que todo lo dicho hasta ahora nos indica esto, que para todas esas mejoras hace falta una buena preparación del terreno y que cuando hablamos de pactos yo pienso en que habría que volver a esa época de la Transición que algunos de los que estamos aquí vivimos, y en alguna ocasión nos hemos reunido, por ejemplo Salvador Sánchez-Terán que está aquí con nosotros, para hablar de todos esos cambios y pactos que se tuvieron que hacer durante dicho periodo.
¿Vivimos realmente en democracia? Pues creo que estamos teniendo baches, piedras y calvas a lo largo de la misma. Hace falta que los que defienden la democracia la fortalezcan y defiendan con más fuerza porque creo que está habiendo poca voluntad para hacerlo. Con lo que la pregunta no sería tanto si vivimos en democracia, como que si esta democracia que tenemos no tiene demasiados defectos, sobre todo de cara al ciudadanos que es lo más importante a defender.
Ese pacto por la democracia vendría acompañado de muchos otros que se sucederían detrás, con proyectos e ideas para dar más protagonismo a los jóvenes. Una juventud cada vez más desilusionada, frustrada y sin ganas de luchar por un proyecto de país inexistente. Cuando ves las estadísticas y te das cuenta que dentro de los partidos políticos tradicionales solo han votado alrededor del 10% de jóvenes, y que dichos jóvenes se van a otros partidos o directamente a la abstención porque no ven un horizonte esperanzador dentro de la deficitaria democracia de hoy en día, pues está claro que debemos hacer todos los esfuerzos para ofrecer ese proyecto atractivo para ellos. Porque para vencer primero hay que convencer y para cautivar con un proyecto hay que ganar a esas personas ofreciendo esperanza y confianza, algo que desde luego en este momento no estamos haciendo.
Y también creo, al pensar cómo aprovechar a todos los que habéis estado hoy en estas mesas, que habría que crear una mesa por la convivencia. Aquí hoy ha estado gente muy sensata y razonable y alguno que aun quedan por participar. Recuerdo en la Transición cuando Carrillo nos dijo a los que en ese momento estábamos en UCD: «señores del Gobierno, no nos han admitido ninguna de nuestras enmiendas, ni siquiera las razonables», pues tenemos gente realmente válida, cuya aportación nos queda un poco rota, no sé si es brecha social, brecha digital, a veces creo que no hay la suficiente porosidad entre mi generación y la de Isabel, Cayetana o Alberto, y que no somos capaces de hacerles llegar todo lo que queremos, ni comprender lo que ellos nos quieren trasmitir por lo que creo que sería bueno crear esa mesa de convivencia para compartir información y vivencias.
El pacto social es clave, no solo en lo que yo pretendo y en su momento se anunció, un ministerio para la institución más antigua de la humanidad que es la familia, con todo su componente social, donde tenemos que adquirir los valores, el amor, el cariño, conceptos que parece que ya tenemos superados. La Constitución de 1812, La Pepa, creo que en su artículo 13, decía que «los poderes públicos deben intentar conseguir la felicidad del pueblo». ¿Por qué hemos dejado de lado esos conceptos? Creyendo que son cosas ya superadas y no es así.
Para obtener ese pacto social hay ciertos temas a tener en cuenta y esto Aldo, que sabe mucho de responsabilidad social corporativa, lo podría explicar mejor que yo: que el dinero dedicado a lo social nunca es gasto sino que es inversión, somos incapaces en muchas ocasiones de verlo, y además es una inversión que evita no solo la reparación si no mucho sufrimiento y dolor a la sociedad, por lo tanto siempre catalogarlo de inversión social. La responsabilidad social corporativa pienso que no está en España todo lo extendida que debería estar, y además esa inversión social consigue una serie de beneficios que si tenemos un poquito de visión no solo generosa, si no interesada, serán capaces de ver los resultados beneficiosos de dicha inversión.
La inversión social evidentemente no se ve en el cortoplacismo al que estamos acostumbrados si no a largo y medio plazo. Por lo tanto rompamos el esquema de los cuatro años o menos para poder ver lo que pueden ser esos resultados en un futuro, más si hablamos de nuestros hijos y nietos, donde si queremos ver ya el resultado nunca llegaremos a conseguir para ellos ese estado de bienestar.
Darnos cuenta también de que los que estamos aquí, los que estamos viviendo este tiempo, somos unos privilegiados. Cuando hablamos desde UNICEF de que hay un 34% de de niños en riesgo de pobreza -que no de miseria- pues si que hay una serie de índices que son homologables internacionalmente que dicen que a lo mejor nuestros niños no pueden tomar pollo y pescado más de dos veces a la semana, con lo que es un índice, aparte del económico para valorar. Y por lo tanto no despreciemos la ayuda a fines sociales, como por ejemplo las ayudas a Cáritas, Cruz Roja, Save the Children, UNICEF, que son inversión de cara al bienestar social futuro. Si vemos datos por ejemplo facilitados por Cáritas, llevamos dos años donde mueren más adultos que niños nacen, gran problema y reto que tenemos por delante teniendo en cuenta el bajo índice de natalidad, tremendamente acusado, cuando solo es el 1,32 los hijos que tienen las mujeres.
Durante muchos años se estableció una clase media que es la base de la sostenibilidad de las democracias y hay estudios elocuentes que dicen que tres millones de personas han bajado de clase media a clase baja. Evidentemente si hay algo que nos iguala es la educación por lo que conocer todos estos datos me parece de una importancia suprema.
También es cierto que en los temas sociales no es como en otro tipo de temas donde hay una solución taumatúrgica para una concreta y única medida. En los temas sociales son la suma de muchas medidas las que conciben y hacen que se produzcan esos fortalecimientos y perdurabilidad de la actividad social.
Si es imperdonable que los más adultos no participemos en asociaciones, fundaciones y organizaciones, más aun es que no lo hagan los jóvenes. Tenemos que apoyar y empujar a nuestra juventud a participar en la sociedad civil por todo lo que tienen que aportar y porque aprendan la importancia de esa aportación.
El modelo territorial de estado español tenemos que definirlo, pero que no parezca que es una cuestión baladí, yo sigo pensando que es un gran reto, que no se ha conseguido desde 1808, con la leyenda negra, la Inquisición… Un modelo de estado que rompa nuestra falta de autoestima, las encuestas sobre autoestima en comparación con los europeos es sobrecogedora, lo poco orgullosos que estamos de nuestro país.
Desdramatizar la política, despolitizar las instituciones, ir a la prevención. Esto último es un concepto que también nos cuesta, el más vale prevenir que curar, y la gran prevención es la educación, centrarnos en la educación, transmitir esos valores, valores como la buena convivencia, el sentido de la responsabilidad, la solidaridad, la empatía, etc. en nuestros hijos. Esto hará que tengan una predisposición al bien y rechazo inmediato al mal. A veces más que ir a grandes leyes es en lo sencillo donde puede estar la solución, ir a la prevención educando a nuestros hijos. Yo siempre señalo que el que hayamos tenido que aprobar una ley de autoridad del profesor refleja la frustración de lo que no se está haciendo bien en esta sociedad. La autoridad al profesor es algo inherente, que se le da de forma automática si tú estás educando en unos valores a tus hijos, elogiando la labor que hacen los más de seiscientos mil profesores que ejercen en nuestro país. Me parece incomprensible se haya dejado de trasmitir ese respeto al docente.
Y por no entrar en más profundidad en tantos temas que podríamos desgranar, vamos a dar paso a los magníficos ponentes, abordando el pronóstico para una España mejor.
Dña. Isabel Benjumea Benjumea
PONENTE
Directora de la Red Floridablanca y directora general de Gretness Spain
Dar las gracias a la Fundación Independiente por la organización de la Jornada y a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por acogernos.
Voy a comenzar con una anécdota. Cuando vivía en Washington fui a una conferencia, cuyo título me pareció muy interesante, puesto que me gusta mucho la historia: era sobre los ataques sorpresa a Pearl Harbour hasta el 11S y ya simplemente sabiendo el tema me pareció que sería una conferencia interesantísima. Allí estábamos el conferenciante y yo, una sala inmensa y los dos solos, a mi me dio tal apuro que me senté al fondo del todo y a él también le causaba el mismo estupor y conforme iba hablando se iba acercando más donde yo estaba, y en un momento dado me dijo: «te invito a una cerveza». Y allá que nos fuimos. De ahí nació un grupo de debate formado por jóvenes a los que nos gustaba la historia y nos dimos cuenta de que quizá la universidad no había acertado en la hora, formato y mucho menos en el canal de difusión de dicha conferencia, pero que si existía un interés y era un tema susceptible de estudio.
Hoy aquí somos pocos, pero ya somos más de los que estaban aquel día, y de allí salió un grupo de debate sobre historia que aun hoy sigue reuniéndose en Washington semanalmente y que tiene más de tres mil miembros. No caigamos en el desaliento por ser pocos y en cambio la próxima vez trabajemos aun más para intentar llegar a las audiencias a las que nos queremos dirigir.
En el cartelito que nos identifica, me imagino que en el de todos pone lo mismo, se lee: «La España necesaria», y luego el título de la mesa «Los ejes esenciales de un proyecto para España», y estas dos afirmaciones ya nos ponen ante el diagnóstico de lo que necesitamos, reformas y cambios necesarios.
Voy a empezar por tres puntos. Y como el título dice, si tenemos que identificar unos ejes es porque hace falta un nuevo proyecto en España y desde mi humilde opinión hacen falta proyectos políticos sugerentes, de contenido, que ilusionen y que vuelvan a conectar con la sociedad y que nos ayuden a construir una España mejor, como le gustaba decir a Marías.
Para mí los ejes son tres. Nación, libertad y reformismo. Cualquier proyecto que se de a España tiene que entender el diagnóstico que se ha hecho hoy aquí, que aborda los principales problemas que habéis identificado perfectamente.
Pero a mí me gustaría poner el enfoque en el tema de la falta de movilidad social en España, la falta de expectativas de muchos españoles.
Uno de mis campos de especialización y sobre el que estamos publicando mucho en Floridablanca son los millenials, e igual que hay falta de expectativas en los jóvenes, las hay en los de más de 45/55 años. Hay una falta de fe en que puedan mejorar las condiciones de uno en el ámbito en el que se encuentre, hay una sensación de falta de oportunidades y eso lleva al discurso de la desigualdad y abona, y siempre digo que con razón, el discurso populista, porque es verdad que no se están dando alternativas que sean capaces de dar solución al problema.
Para mi uno de los principales problemas que aquejan a nuestro país es la falta de movilidad social, la falta de oportunidades, y por lo tanto la cantidad ingente de recursos que se están poniendo encima de la mesa, de dinero público, de nuestros impuestos, para hacer frente a esa llamada desigualdad, que claramente no está funcionando, por lo que hay que poner en marcha una agenda de reformas en España que nos permita volver a darle a la manivela de ese ascensor social que de expectativas y esperanzas a los españoles, estén en la franja de edad que estén.
Nada tiene sentido si no defendemos la idea de nación. Ahora tenemos un PSOE que habla de plurinacionalidad, y me parece algo tremendamente peligroso. La nación es un conjunto de ciudadanos, individuos libres e iguales, que deciden vivir bajo un marco que les garantiza sus derechos y sus libertades. En el momento que empezamos a hablar de nacionalidades, o plurinacionalidades, lo que queremos es colectivismos anulando al individuo. Tenemos que saber defender la idea de nación como el garante de esos derechos y libertades y, como decía Cayetana, fortaleciendo la responsabilidad individual de cada uno dentro del ámbito que sea, periodismo, política, empresa, etc…
Si queremos construir un proyecto para España tenemos que volver a fortalecer la idea de nación, dotarla de contenido y enfrentarnos a aquellos que quieren cargarse la idea de nación para dividirla en partes, que lo que hacen es anular al individuo y por lo tanto restringir su libertad.
La idea de libertad es una idea que yo siempre la hilo a la idea de responsabilidad y a la idea de patriotismo, Concepto que yo creo que ya no se utiliza en España. Se hablaba antes de las etiquetas que acompañan a las personas en función de su edad o condición a la hora de enfrentarse al mercado laboral o en cuando uno ve a los políticos siempre se les quiere encasillar en uno u otro sitio. Si uno se atreve a hablar de patriotismo tiene todas las de perder porque enseguida le van a querer etiquetar desde fascista a cualquier otro calificativo que nos encontramos hoy en la prensa.
La idea del patriotismo es una idea que a mí me inculcó mi gran amigo Miguel Ángel Quintana Paz, al que quiero mucho y del que he aprendido muchísimo. Cuando hablo con él siempre comentamos que es una idea a fortalecer en el discurso político y en la sociedad española, que ciudadanos libres, independientes y responsables asuman dicha responsabilidad de querer una España mejor, por lo que hay que fortalecer la idea de patriotismo como virtud siempre ligada a la libertad y a la responsabilidad.
No nos podemos quedar en esa delegación constante que ha habido de nuestras responsabilidades de estancias superiores, sea el estado, los políticos, etc…
Se hablaba antes de que la sociedad civil goza de buena salud, se daban unos datos asombrosos y de nuevo vuelvo a coincidir con Cayetana: en temas de defensa de ideas no hay nadie que se atreva a financiar nada. Yo lo viví con ella intensamente en Libres e Iguales donde solo las personas particulares con pequeños donativos y de manera muy discreta colaboraban económicamente.
Qué país estamos construyendo en el que se castiga a aquel que se lanza a defender públicamente un ideario, una posición o un proyecto transversal y donde la gente tiene miedo. Qué sociedad tenemos en la que se etiqueta y se juzga y donde tiene consecuencias apoyar una u otra iniciativa. Al igual que en cualquier ámbito de nuestras vidas es fundamental el rol de la sociedad civil, en el ámbito político es esencial que existan personas con independencia y libertad de defender sus posiciones, de defender la idea de una España mejor, sin tener la sensación de que por hacerlo tengan que renunciar a desarrollar una carrera profesional o al menos no estar estigmatizados por los medios de comunicación o por el famoso establishment.
Hay que tener una sociedad civil de ideas. Hoy en día en los partidos políticos no hay debate de ideas, no existe en ninguno de los principales partidos un debate serio de ideas, y si me apretáis, creo que donde más se habla de ideas, porque tiene muy bien definida su ideología y su hoja de ruta, es en Podemos porque tienen muy claro lo que quieren hacer. En el resto de partidos, Socialista, Ciudadanos, Partido Popular, no se está dando ese necesario debate serio de ideas, y entonces la sociedad civil tiene a asumir ese rol. Y para que se de ese rol tiene que haber una cultura de apoyar a los que defienden y crean ideas a través de asociaciones, fundaciones o diferentes plataformas que se puedan poner en marcha. Y para que esto funcione es fundamental la defensa de la libertad, que para mí es el valor más amenazado en nuestra sociedad.
Hablábamos de nación, hablábamos de libertad. En cuanto a las reformas aquí desde Floridablanca hemos sido muy «machacones» en tres reformas, hemos publicado propuestas -somos muy insistentes en redes sociales recordándolas-, hay millones de reformas que poner en marcha en España pero para nosotros hay tres que son fundamentales.
La primera, sin seguir un orden especial, necesitamos reformar la Ley Electoral, necesitamos tener un sistema por el cual haya una mayor participación de la sociedad en la elección y en la fiscalización de la actuación de nuestros políticos, no podemos tener un sistema por el cual la única manera de participar es cada cuatro años en unas listas cerradas. Si cambiamos el sistema electoral a su vez se cambiará el funcionamiento interno de los partidos, y si no se cambia esto los partidos no van a tener ningún aliciente para tener a los mejores dentro de sus grupos políticos. Crear un sistema electoral en el que les va a compensar tener al mejor en cada distrito, en el que va haber una mejor relación con la ciudadanía. Por lo tanto muy necesaria esa reforma de la Ley Electoral.
La segunda, y mi compañero de mesa Alberto Cabello sabrá mucho más que yo, es la reforma judicial. Creemos que es otra de las asignaturas pendientes de nuestro país. Uno de los principales problemas que tenemos es la falta de perfección de independencia judicial. Hay que empezar por lo más sencillo y visual, que es cómo se elige el Tribunal Constitucional, cómo funciona el Consejo General del Poder Judicial. Devolver la confianza en las instituciones, y una de las más principales es la institución de la Justicia, volver a creer en que tenemos una justicia independiente, ágil, al servicio del ciudadano y no al servicio de los políticos, es algo en lo que hay que trabajar.
La tercera, que para nosotros es clave, hay que entender que el estado del bienestar del que disfrutamos, del que yo misma, y muchos de los que estamos aquí nos beneficiamos, es inviable. Esperar a que colapse no es la solución. Francisco Mesonero ha hecho un análisis muy acertado sobre la evolución de la no natalidad y del diseño del mercado laboral. Es insostenible y no podemos seguir poniendo paños calientes a esta situación. Y aquí sí que hablo más desde la perspectiva de los millenials. Hay una sensación, y lo voy a decir de una forma coloquial, de que es una estafa piramidal. Cuando llegue mi momento no solo no voy a tener para mi si no que me voy a tener que hacer cargo del sostenimiento de mis padres. O creamos una confianza en que el estado de bienestar es sostenible y es para todos o lo que se va a producir es una mayor desconexión entre nuevas generaciones y el estado.
Por lo tanto es necesario articular un nuevo proyecto de España, es necesario ilusionar y volver a reconectar con los españoles. Yo soy una gran entusiasta de los españoles, que cuando ha sido necesario hemos estado a la altura de las circunstancias, lo han demostrado generaciones anteriores a la mía, creo que nuestra generación tiene ahora el reto de demostrar que somos no mejores pero igual de buenos que anteriores generaciones.
Recuperar la idea de nación vinculada a la idea de libertad, responsabilidad y patriotismo y la puesta en marcha de una agenda reformista es lo que nos va a permitir tener esa España plural, como ya lo es, e ilusionada alrededor de un proyecto de país.
Alberto Cabello Massegosa
PONENTE
Abogado. Presidente de la Agrupación de Jóvenes Abogados
Antes de comenzar mi intervención, agradecer a Ignacio Buqueras, a la UIMP, a Aldo Olcese y la Fundación Independiente la oportunidad de poder estar hoy aquí, ya que es muy importante que la sociedad civil se una, que surjan estos foros de debate e iniciativas, que puedan ser la forma de llegar a ese cambio que queremos para España.
Me ha hecho especial ilusión cuando Aldo ha hablado de cómo para la Fundación Independiente son tan importantes los jóvenes y sé que para ellos es una apuesta todos los días, empoderando a los jóvenes, constatando como es esencial para una mejora de España la participación activa de los jóvenes. Nosotros desde AJA así lo creemos también. Agradecer a María del Sagrario Boo, actual presidenta de los Jóvenes Abogados de Cantabria, que tanto ella como otros compañeros estén hoy aquí presenciando esta Jornada.
Hoy estamos aquí para hacer un diagnóstico de los problemas de España y estudiar cómo hacerlo desde la sociedad civil, pero antes de hacerlo yo quiero hablar de las grandes virtudes que tiene este país.
Somos un país único, inimitable, admirado y envidiado. Y todo esto gracias al esfuerzo y trabajo de generaciones anteriores que han conseguido que tengamos un país prospero e inigualable.
Dicen que los españoles somos los ciudadanos que más criticamos nuestro propio país. Yo en este caso voy a llevar la contraria a este dicho, con optimismo, destacando algunas de las virtudes que tenemos por lo que podemos ser, y somos, una potencia mundial actualmente.
Nuestro país destaca por ser uno de los destinos preferidos por el turismo a nivel mundial, el 82% de los extranjeros nos eligen y repiten, con el mayor número de playas azules en el hemisferio norte; somos la cuarta economía de la zona euro; nuestra lengua la hablan más de 550 millones de personas en el mundo; nuestra sanidad pública están en el top ten del ranking mundial, somos líderes en trasplantes y en donación de sangre; somos una gran potencia deportiva a nivel mundial: en baloncesto, tenis, ciclismo, bádminton, futbol; somos el segundo país en reservas de la biosfera; y actualmente tenemos un estado de derecho englobado en un estado de bienestar serio, maduro y riguroso.
Por lo tanto tenemos que sentirnos orgullosos y trabajar para conservar y mejorar lo que tenemos. Porque el pesimismo, la crítica destructiva no ayudara a mejorar un país que aprueba con nota, pero a su vez con un espíritu inconformista necesita mejorar y para ello debemos señalar estos ejes esenciales de un proyecto para España, como titulaba nuestra ponencia.
Yo los englobo en cinco puntos. En primer lugar un eje esencial seria alcanzar la estabilidad económica. Para ello y con ello, fomentaremos el equilibrio y crecimiento de la nación, y por ello se debe apostar por las clases medias principalmente. Y en concreto en lo que a tejido empresarial se refiere y afecta, las pymes, los autónomos, los pequeños empresarios, y las startups. Debemos agilizar los procesos burocráticos, y en especial reducir la presión fiscal.
En segundo lugar, debemos alcanzar un gran pacto de estado por la educación. La educación es fundamental, y la formación de todas las generaciones venideras es esencial para que el proyecto de España llegue a buen puerto. Tenemos que conseguir la participación y el consenso de todos los agentes sociales implicados, que son los profesores, pedagogos, políticos, psicólogos; fomentando la formación dual, de la que hablaba Pedro también al principio, de manera que alcancemos el equilibrio entre la teoría y la práctica. Por último, creo que en España no se ha apostado lo suficiente por una rotación laboral de tal manera que los trabajadores puedan estar especializados en varias materias, y no en una solo en concreto, para conseguir reubicarlos y recolocarlos en periodos de crisis o de cambios.
El tercero de los puntos, es la regeneración política, de ello ha hablado de una forma perfecta Isabel. Una regeneración política desde la base, en que los valores como la honradez, dignidad, compromiso, solidaridad, o la transparencia, sean el leitmotiv de aquel que quiera dedicar su esfuerzo al servicio de la ciudadanía y de lo público. Debemos promover mentalidades de control de gasto del dinero del contribuyente, de manera que sea utilizado en aquellos casos que sea estrictamente necesario y de una manera comprometida y coherente. Evitando, como ha ocurrido hasta ahora, el despilfarro y los focos de corrupción.
En cuarto lugar, y como presidente de Jóvenes Abogados más me afecta, sería la reforma de la justicia. Entendemos desde los jóvenes y desde este caso concreto, los juristas, que debemos ser la vanguardia de la sociedad civil, ya que estamos al pie de calle con los cambios legislativos para explicar a toda la ciudadanía como debemos estar unidos en ese asociacionismo y en ese corporativismo, para que no exista un único poder que sea el político, sino que también tengamos este poder social, y para ello tenemos que alcanzar un gran pacto de reforma y modernización de la justicia. Debemos conseguir reformar los procedimientos, apostar por la modernización y digitalización, actualizar los códigos, y en especial esforzarnos por rehabilitar los espacios de justicia que tan abandonados está hoy en día. Y en todo caso empezando por recuperar criterios como algo tan simple como la presunción de inocencia, frente a la actual presunción de culpabilidad, con la que se genera un juicio público paralelo de manera mediática.
El quinto de los puntos de estos ejes esenciales seria la adaptación paulatina a los nuevos tiempos, antes citaba Isabel a los millenials. Debemos adaptarnos mentalmente a los nuevos tiempos en donde la comunicación y la información es vertiginosa, cambia constantemente con base en las tecnologías de la información. Existen redes sociales, nuevos influencers, el paradigma de la comunicación ha cambiado, y es por ello debemos fomentar que las nuevas generaciones sigan teniendo inquietudes, que apuesten por el asociacionismo, corporativismo, sociedad civil y que intenten valorar día a día su entorno en lugar de destruirlo.
Recapitulando, los ejes esenciales deberían sustentarse en estos cinco puntos: estabilidad económica, un gran pacto estatal para la educación, una regeneración política desde la base, una reforma global de la justicia, y una adaptación mental de la ciudadanía a los nuevos tiempos.
No quiero terminar sin antes citar a Rosa Luxemburgo, con su frase en la que recogía algo que debería seguir concienciando a la ciudadanía para alcanzar un mundo en el que «seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».
Francisco Mesonero Fernández de Córdoba
PONENTE
Director General de la Fundación ADECCO
Cuando tuvimos la primera reunión preparatoria para organizar esta jornada, y al hilo del tema de nuestra mesa, pensé que su título me recordaba a los de los cuestionarios preparatorios de las preguntas de la reválida, hoy ya selectividad, y como era entonces, sentí que podía abarcar muchos campos.
Este proyecto para España se puede abordar por muchos caminos, pero yo me voy a centrar en un aspecto en el que me siento cómodo y conozco porque llevo muchos años dedicados a ello y que tiene que ver mucho con el tema del empleo.
Creo que la clave de cualquier proyecto, bien sea de país o bien de una organización o de un proyecto personal, radica en el talento de las personas, y si es en el de una cambio para el país, es clave el talento de las personas que están en ese momento trabajando por el mismo.
Creo que España tiene un reto ahora mismo, al igual que lo tienen otros países del marco comunitario, que es el problema del envejecimiento. Un reto que si buscamos en Google envejecimiento siempre encontraremos referencias a los problemas del envejecimiento, pero nunca una solución al tema aunque de pronto a todos se nos viene a la mente que la solución es recuperar la tasa de natalidad, etc…
El caso es que llevamos décadas hablando de estos temas y el problema no se resuelve. Y dentro de ese reto la clave está en gestionar ese envejecimiento de la población, cuyos datos estadísticos tan solo haciendo una proyección en el tiempo, nos vienen a decir cuál va a ser la realidad en las próximas décadas. Y sobre todo gestionarlo en el marco de una diversidad que hoy compone la sociedad española, y por ende también las propias organizaciones que la componen.
Diversidad, que como en la Constitución del 78 ya denominaba en su artículo 14, haciendo referencia a la igualdad por razón de raza, sexo, religión, nacionalidad, discapacidad,… Situación que es muy diferente a la que nos ocupa hoy, porque en aquella época no se hablaba de discriminación por edad, porque había mucha población joven; no se hablaba de discriminación por raza porque no teníamos inmigrantes, nosotros emigrábamos fuera para trabajar. Y todo ha cambiado tanto que hoy ese artículo que inteligentemente se redactó en la Constitución tiene pleno efecto aunque en aquella época no tuviera un efecto directo y efectivo, valga la redundancia.
Lo que es cierto y conviene recordar son los datos que nos han llevado a la situación actual. Recordareis que entre los años 64 y 76 fueron los años de mayores nacimientos en España rondando el millón, que es lo que se denominó el «baby boom», yo mismo soy de esa generación, y los babyboomers vamos a empezar a jubilarnos a partir del 2024, que es cuando se prevé que nos apartemos del mercado laboral y esa masa de personas nacidas en esos años pasaremos a ser un coste importante para las arcas del estado y para la seguridad social.
Pero en el año 96, que es otro dato histórico a tener en cuenta, fue el año en el que España tuvo la tasa de natalidad más baja no solo de Europa, sino del mundo entero, teníamos 0,7 hijos por matrimonio y nos colocamos en el último país del mundo en tasa de natalidad. Evidentemente en aquel momento tú hacías la progresión, y pensando en si no cambiaba mucho la cosa, hacia este futuro vamos a ir.
Hoy en día, como Pedro ha comentado, la tasa de natalidad esta en el 1,33 obtenido de un informe publicado en prensa hablando sobre natalidad. Pero en definitiva no viene a solucionar el problema, de hecho de aquí al 2050 si no recuperamos la tasa de natalidad se prevé que detrás de Japón y Eslovaquia seamos el tercer país más viejo del mundo.
Esos son datos que están ahí y que hay que enfrentarse a ellos, y no únicamente desde el punto de vista dramático, sino también desde la oportunidad de desarrollar nuevos negocios para atender a las personas mayores.
Hoy por hoy los mayores de setenta y cinco años representan un 20% de la población, un porcentaje importante, y en el 2031 uno de cada cuatro españoles tendrá más de sesenta y cinco años, ya estaremos en una cuarta parte de la población.
¿Cuál es el titular hoy si cogéis los medios de comunicación? Un informe que se presentó ayer viene a decir que la natalidad desciende a números históricos en España y vuelve a perder población. Es un dato que indica que son más personas las que fallecen que las que nacen en este país, y eso beneficiándonos de la buena esperanza de vida de la que gozamos, que ahora mismo está en la media de 83,2 años, lo que equivale a que las mujeres tienen una esperanza de vida del 85,9 y los hombres el 80,4.
Y con estos datos, y hablando de talento como he dicho al principio, lo que yo quería es referirme a como se gestiona ese talento sobre todo en personas mayores de cuarenta y cinco y cincuenta y cinco años, que no se está gestionando.
Recientemente desde la Fundación ADECCO hemos presentado un informe sobre la problemática que tienen las personas que buscan empleo mayores de cincuenta y cinco años, y la verdad es que se habla mucho del desempleo juvenil, pero no del desempleo de los mayores de cincuenta y cinco años. Este estudio viene a decir que hay más de medio millón de personas mayores de cincuenta y cinco años buscando activamente empleo en España; siete de cada diez considera que no va a encontrar nunca trabajo; el 61% no ha tenido ninguna respuesta ni ninguna llamada a una oferta a la cual se ha presentado; y el 74% de los parados mayores de cincuenta y cinco años es parado de larga duración; y para agravar un poco más la situación desde el punto de vista de poca movilidad, de situación demográfica, etc… el 40% sigue teniendo cargas familiares, hijos y/o padres dependientes.
Esto nos lleva a un debate que últimamente se pone sobre la mesa, por un lado la edad de jubilación, alargar la edad de jubilación que hace cincuenta años se estipuló en sesenta y cinco años, época en la que no se jubilaba mucha gente porque poca gente llegaba a esa edad, hoy con la esperanza de vida que tenemos no tiene sentido que habiendo avanzado tanto sigamos teniendo una edad de jubilación corta, aunque ahora ya está en sesenta y siete años. La media de edad de entrada en el mercado de trabajo está en los veintitrés años, la edad de salida del mercado laboral está en los 64,1; y si sumamos de 0 a veintitrés, y desde 64,1 hasta 82,3, que es la esperanza de vida, suman cuarenta y un años, que son los mismos, cuarenta y uno, que estamos en el sistema de trabajo, con lo cual el sistema de pensiones no podrá soportarse, porque al final estamos trabajando el mismo tiempo que no lo hacemos. Con lo que el tema de la jubilación es un tema a abordar de manera urgente.
Pero casi más urgente es el tema de los prejuicios y los estereotipos, es algo en lo que yo hago mucho hincapié. Creo que vivimos en un país de prejuicios, donde le colgamos las etiquetas a todo el mundo, el que tiene una discapacidad o el que tiene cincuenta años, según entra por la puerta ya le salen las etiquetas de desfasado, no estás en el mundo digital, no serás capaz por tus limitaciones de desarrollar tal o cual labor, etc…, en definitiva etiquetamos nada más ver a la persona en la entrevista.
Y cuando hablamos de diversidad, lo que es importante trabajar es ese talento sin etiquetas. Hoy el 41% de los desempleados de este país tienen más de cuarenta y cinco años, si queremos un proyecto de país, un proyecto de crecimiento económico, y estamos desaprovechando el 41% del talento disponible, pues mal asunto, porque si además sumamos también otros grupos que están en riesgo de exclusión, como las personas con discapacidad, las mujeres en el sector industrial que no están representadas…, vamos sumando y al final solo nos queda un 30% del talento que es el que queremos y el resto se desaprovecha.
Por eso pienso que es un reto trabajar en el talento y la diversidad, que conlleva cambiar la cultura de la sociedad, de las propias organizaciones, a través de mecanismos que acerquen a esa sociedad a los problemas que sufre, como se decía antes con voluntariado corporativo. Darse cuenta que una persona con cincuenta y cinco, sesenta o sesenta y cinco años está perfectamente capacitada para desempeñar una tarea en función a su perfil y competencias, e igualmente una persona con discapacidad.
En definitiva hay un reto complicado, pero a su vez ambicioso y apasionante, que es ese cambio de cultura, el darnos cuenta, que como por ejemplo en Estados Unidos, ir a comprar un ticket para subir en un barco y comprobar que la persona que te está vendiendo el billete tiene ochenta años, y piensas qué sociedad más rica que no discrimina a una persona de más edad con ganas de trabajar.
En España tenemos talento y formación, muy por encima de la media europea y si utilizáramos ese potencial oculto que ahora mismo forma parte de la base del iceberg y que no se ve nunca, y a su vez la sociedad rechaza, España tendría un futuro mucho más esperanzador.
Acto de Clausura
Rodrigo Martínez-Val
VICERRECTOR DE INNOVACIÓN Y DESARROLLO DE PROYECTOS DE LA UIMP
Doy paso al acto de clausura de esta Jornada en la que se han tocado temas de gran importancia.
Ignacio Buqueras y Bach
DIRECTOR DE LA JORNADA
PRESIDENTE DE HONOR DE LA FUNDACIÓN INDEPENDIENTE
Hoy a las 9:03h se ha iniciado esta jornada, dentro de lo que cabe se han mantenido tal y como debían ser los horarios. Hemos sido pocos, pero indudablemente las horas transcurridas han sido intensas y todos nos hemos visto enriquecidos por las catorce intervenciones que se han efectuado y esperamos hacerlo extensible con una publicación que recogerá este encuentro, así como se ha hecho con otros anteriores de los que podéis llevaros un ejemplar.
Reiterar mi agradecimiento a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que nos haya acogido y acompañado en esta Jornada; y a Rodrigo Martínez-Val y a su equipo por su apoyo desde el primer momento. Por lo tanto gratitud para ellos.
Esperamos el año próximo poder vernos de nuevo aquí para potenciar la sociedad civil y ojalá este salón se nos haga pequeño en lo que asistencia concierne.
Aldo Olcese Santonja
PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN INDEPENDIENTE
Hemos estado reunidos, casi en familia, pero hemos pasado un buen rato, muy interesante, con un debate intenso. Nos conocíamos casi todos, había pocos alumnos, por no decir casi ninguno, pero siempre en la confianza de que en siguientes ediciones la gente joven se anime. Ya nos han comentado que al ser solo de media jornada no da créditos, algo que quizá debieran plantearse de otra forma, que aunque sea 0.5 puntos pues podría atraer la atención de los jóvenes que siempre aportan.
Es verdad que hemos perdido el placer de debatir, por el placer de escuchar cosas interesantes, y al final vivimos en un mundo que todo es utilitarista, voy si obtengo créditos, voy si viene un ministro, si hay alguien que me reparte alguna prebenda, y ahí es donde las salas están llenas. A nosotros no nos descorazona que la sala este vacía porque hemos venido a cumplir con nuestra responsabilidad como miembros comprometidos de una sociedad civil que quiere que las cosas cambien y mejoren y para eso estamos dispuestos a aportar nuestra modesta contribución, y así lo hemos hecho, aprovechando el privilegio de que la UIMP nos ha dejado sus magníficas instalaciones y la repercusión social y mediática que pueda tener para que nosotros hagamos este curso.
Quiero agradecer especialmente al rector y al vicerrector, con el que hemos hablado todos en diferentes etapas y es el que siempre ha mantenido el entusiasmo para que esto se celebrara aquí. Muchísimas gracias.
Solo añadir, como mensaje positivo y proactivo de ese compromiso que pedimos de la sociedad civil, que la Fundación Independiente está promoviendo la creación de la Comisión Nacional de la Sociedad Civil, que va a integrar a una gran parte de las entidades, que como nosotros desde la independencia. o de una casi independencia puesto que la total independencia es muy complicada y que quizá ni existe, quieran contribuir a la definición de ese nuevo modelo de sociedad que queremos proponer en colaboración con los políticos. Para ello hemos estado diciendo toda la mañana que hay que agruparse, unirse, de alguna manera canalizar los esfuerzos de una manera conjunta. Ya lo estamos haciendo, queremos lanzarlo desde un planteamiento inicial de una fortaleza intelectual poderosa, creemos que toda gran iniciativa nacional tiene que tener un fundamento y un sustrato intelectual potente y estamos intentando aunar esfuerzos para que todas las fundaciones que representan a los grandes pensadores de nuestra sociedad, desde la Camilo José Cela, Ortega y Gasset, pasando por la Marañón, o la Fundes de Julián Marías, y alguna otra que pueda tener cabida, definiéndonos desde las ideas de esos grandes pensadores, adaptadas a nuestros días, cuales son las cosas que queremos cambiar y como.
Para mirar al futuro siempre ha sido importante mirar atrás y aprovechar las conclusiones de todo lo positivo que en el pasado se haya hecho en nuestro país. España es una gran nación, y no es que lo sea ahora, es que lo es desde hace muchos siglos, y esto es algo que muy pocas naciones lo pueden decir.
Nosotros creemos firmemente en un buen futuro, en una transformación y en una sociedad civil que se comprometa para ayudar en que esto sea posible, y lo que intentamos hoy es una modesta contribución, una modesta representación de que así es.
Salvador Sánchez-Terán Hernández
PRESIDENTE DE LA PLATAFORMA DE LA SOCIEDAD CIVIL G2020
Deseo en primer lugar afirmar el proceso de los cinco Encuentros o Jornadas de sociedad civil que se han realizado en los últimos años, en los que yo he participado. Mi primera conclusión es repetir lo dicho por Aldo, y es que la conclusión obtenida del IV Encuentro de la creación de una Comisión Nacional de la Sociedad Civil, que facilite un encuentro y que cumpla el artículo 92 de la Constitución se ponga en marcha. Acabo de escuchar que ya está en marcha, y desde G2020 les ofrecemos toda nuestra colaboración para que sea una realidad.
Es muy importante la creación de esta Comisión puesto que es la manera de que los cientos, miles de asociaciones, fundaciones de la sociedad civil se hagan oír con una voz potente, no solo en su pequeño, que seguro distinguido, pero al final círculo pequeño de actuación.
La sociedad civil está viviendo una importante transformación con la presencia, y siguiendo la línea de lo que ya nos ha dicho Isabel Benjumea, de las generaciones jóvenes, los millenials. Los jóvenes que nacieron entre el 1982 y el 2004, que en España son más de ocho millones de personas y que supondrán más del 70% de la población laboral en el mundo desarrollado en el 2025.
Los millenials, tema que es esencial para la sociedad civil y que desde la plataforma G2020 promovemos intensamente su estudio, han sido los grandes perjudicados de la reciente crisis. Tienen conciencia política y saben que España necesita profundas reformas, pero no confían en los partidos tradicionales, que han perdido la mitad de su electorado joven, y suspenden el funcionamiento de la democracia en nuestro país. Los millenials apoyan los valores esenciales de la Constitución, libertad, igualdad, tolerancia, respeto al medio ambiente. Aportan una postura básica muy positiva para el desarrollo de la democracia. Son partidarios del diálogo y de llegar a acuerdos.
Las generaciones mayores, y sobre todo los que el método histórico de Julián Marías llama la generación activa, que dirigen la vida social y económica, así como las instituciones políticas actualmente, tienen la obligación prioritaria de reactivar el diálogo con los jóvenes, para llegar a un gran acuerdo intergeneracional. Si no se hace así tendremos una fractura de la sociedad civil y de las instituciones básicas políticas, sociales y económicas. Y con este acuerdo afrontar las graves deficiencias y los proyectos de futuro que exige nuestra vida nacional.
Entre ellos sobre todo, y ya se ha citado aquí, el gran paro juvenil, que precisa de un gran proyecto público y privado que permita activar la presencia de los jóvenes en el mercado del trabajo, y también el desarrollo de una política colaborativa que consolide una visión integradora de la vida nacional bajo los principios de unidad y solidaridad que son los que han servido para construir la Unión Europea y la democracia en España, y en los que debe basarse también la solidaridad territorial de todas nuestras comunidades autónomas.
Querría hablar del tema de la cuarta ponencia, que yo entiendo como un gran acierto lo hablado en ella, proponer un tema tan esencial como es un proyecto para España. En muchas instituciones y sesiones en las que participo se ha tocado este tema, y yo lo he defendido por escrito en Terceras de ABC como final a las conclusiones de las negociaciones de la Generalitat y el gobierno de la nación.
En estos momentos hacer un gran proyecto de España es esencial. Para superar el clima de enfrentamiento ente los partidos políticos, para incorporar a los jóvenes en un proyecto apasionante y común, para suavizar las insoportables tensiones dialécticas parlamentarias, para superar por la línea positiva el proyecto secesionista catalán, para unirse al proyecto de relanzamiento de Europa, para consolidar el prestigio de España en su proyección internacional y actualizar con fuerza el proyecto de diálogo con concordia y consenso que fue la Transición española.
Por lo tanto hay que volcarse y poner el máximo esfuerzo, colaborar con otros muchos que también quieran trabajar y proponer un proyecto de un futuro integrador de España.
Y finalmente seamos conscientes de que todos estos problemas que se han analizado en esta sesión, de forma rápida e intensa, porque tenemos mucha densidad de temas, no son solo nuestros, sino que también los tienen la mayoría de los países de Europa, y ya no digamos los países de otros lugares del mundo.
Para afrontarlos, la sociedad civil tiene que mostrar su fortaleza, que la tiene y yo estoy convencido de ello, lo que ocurre que está tan diseminada en estos miles de proyectos distintos, que le daría una gran fuerza hacer un proyecto común. Asumir conjuntamente un compromiso colectivo de solidaridad. Solidaridad en nuestro país entre sus personas y territorios. No es el momento de rupturas ni de secesiones. Solidaridad con los más pobres y necesitados, promoviendo las ayudas personales y las políticas sociales. Solidaridad con la inmigración, acogiendo a los más perjudicados, y como se ha dicho aquí promoviendo el desarrollo en sus países de origen. Solidaridad con los países más próximos de la Unión Europea y de Latinoamérica incorporándolos al proceso de desarrollo mundial. Y solidaridad para afrontar los grandes problemas y crisis mundial del cambio climático, alimentaria, energética, relaciones internacionales basadas en un profundo sentido cultural.
Rodrigo Martínez-Val
VICERRECTOR DE INNOVACIÓN Y DESARROLLO DE PROYECTOS DE LA UIMP
Me corresponde a mí decir unas palabras para cerrar este acto de clausura y a su vez la jornada.
Indicar que es una pena la falta de asistencia a una Jornada como la que se ha desarrollado hoy aquí, de gran interés y con ponentes de gran valía. Y pienso que no solo se ha debido a que se otorguen o no créditos por parte de la Universidad, si no que a su vez existe un adormecimiento de la sociedad y hay que despertarla. España se ha de construir a base de que la gente aporte.
Agradezco mucho que se haya contado conmigo para esta clausura, no solo para encontrarme con amigos y compañeros a los que no veo tanto como quisiera, sino para trasmitir personalmente el compromiso de que siempre que necesiten a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo nos van a tener apoyando aquí y en Madrid, donde también tenemos sede, aunque no tan bonita como en la que nos encontramos, pero que siempre que nos necesiten estaremos apoyando y ayudando a conseguir una sociedad civil fuerte cuya finalidad sea una España mejor, que además es nuestra obligación moral como españoles y como personas.
Santander 23 de junio de 2017